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Ficción Aplicada: Los Hijos del Desierto (I)

Hoy en día los miembros de un equipo de trabajo deben tener habilidades o características diferentes, o incluso contrarias; esto es, ser inter, multi y transdisciplinarios
C&T
jueves, 20 de octubre de 2016 · 00:00
Sergio Montes/COLABORACIÓN*
Madrid, España | ficcion.aplicada@gmail.com

El Gordo y el Flaco: un paradigma de equipos de trabajo donde el secreto del éxito se basa en que sus miembros deben de tener habilidades o características diferentes, o incluso contrarias.
Hoy en día escuchamos hablar de que los equipos de trabajo deben estar formados por miembros de diversas disciplinas, géneros, edades y nacionalidades; los equipos deben ser inter, multi y transdisciplinarios.

¿Pero quienes son el Gordo y el Flaco?
Es el nombre con el que el público latino identifica a los cómicos Oliver Hardy y Stan Laurel, el primero estadounidense y el segundo británico (que por cierto formó parte de la compañía teatral de Fred Karmo, en la cual hacía de sustituto e imitador de Charles Chaplin).
Este par es el paradigma de las parejas cómicas del cine y la televisión, y ha causado tal calado en los medios de comunicación que hay estudios y especialistas que tratan de comprender su éxito; lo mismo pasa con bandas de rock, sagas cinematográficas, videojuegos, cómics, etcétera.
Algunas de sus películas alcanzarán la centuria dentro de poco y el formato es muy diferente a lo que se produce hoy en día: una película puede ser un corto de unos 15 minutos, un mediometraje de un poco más de una hora o un largometraje de más de dos horas de duración.
Se ha discutido mucho sobre cuál es la mejor todas las películas. Una de las preferidas por la audiencia contemporáneas es "La Pianola” (The Box Music).
La situación es la siguiente: Oliver y Stan tienen un negocio de fletes, y están contratados para entregar una pianola a un domicilio particular... pero ¿todos saben qué es una pianola?
Las pianolas, hace unos 100 años, eran artículos de lujo. Muy poca gente se podía permitir ese capricho, pues eran una especie de pianos mecánicos que podían reproducir rollos de papel perforado. Este papel perforado era la codificación de notas que el piano debía ejecutar de forma mecánica. Es decir, un dispositivo para ejecutar las instrucciones almacenadas en un papel sin la necesidad de la intervención humana. Tiene cierta relación con la acción de realizar una actividad propiamente humana sin la intervención del humano, como es ejecutar música.
Pero volviendo a la película, los personajes deben transportar una enorme caja a una mansión que se encuentra en la cima de una colina. Para ello deciden cargar el enorme bulto y subir a través de un largo camino lleno de escalones, y durante el transcurso se encuentran con diferentes personajes y crean escenas cómicas, en las cuales constantemente la enorme caja se desliza por los escalones para volver a llegar al punto de partida.
Y una vez que llegan a su objetivo, se dan cuenta que había una forma más fácil de llegar a la cima, por lo que deciden voluntariamente volver a dejar deslizar la caja y utilizar la opción más fácil.
Y al final, cuando entran a la casa para desempaquetar la pianola, el propio dueño la destroza por que no sabía que era un regalo de cumpleaños de su esposa.

El trabajo absurdo
Todo lo anterior es cómico porque nos resulta absurdo. Pero en el medio de la computación y la implementación de los sistemas de información, nos encontramos con situaciones igual de absurdas que las que vivieron nuestros personajes:
-Un trabajo fácil que se vuelve complicado.
-Repetir varias veces el mismo trabajo.
-Volver a empezar un trabajo finalizado, porque se descubrió una forma más fácil de hacerlo.
-La rivalidad o rencillas entre los propios miembros de un equipo que ocasionan que el trabajo se alargue.
-La incapacidad de entender o explicar al beneficiario del producto, destrozando su propio beneficio.
Resulta muy vigente y didáctico mirar las películas cómicas de principios del siglo pasado y meditar sobre el absurdo de repetir los mismos errores que hacían reír a nuestros bisabuelos, tema de reflexión en esta entrega.
Tal fue el éxito de esta pareja de cómicos, que se formaron diversos clubes de admiradores por todo el mundo. En México no fue le excepción, el club que se formó tomó el nombre de "Los Hijos del Desierto”, proveniente de uno de los episodios donde estos personajes tratan de escaparse de sus esposas para asistir a una de los banquetes que organiza la logia masónica a la que pertenecen.
En la vida real, el personaje del gordo, Oliver Hardy, efectivamente era miembro de una logia masónica. Por eso se dice que esta película es un homenaje, algo parecido a lo que hizo Mozart con su obra "La Flauta Mágica”.
Y el significado de tomar el nombre de los "Hijos del Desierto”, viene de las influencias provenientes del exterior de Europa en la Edad Media.
Recordemos que en esa época ir en contra del dogma de la Iglesia era castigado con la muerte. Pero para completar el trabajo de las grandes catedrales y castillos que demandaban las clases dominantes, los constructores debían de perfeccionar su técnica y conocimiento; y ese conocimiento venía de una región del mundo que no compartía las mismas creencias.
Es por eso que este conocimiento, más algunas otras cosas, fue mantenido por sociedades secretas en la Europa de la Edad Media.

¿Quiénes los auténticos hijos del desierto?
Mientras en Europa se imponía a base de fuego y sangre un dogma, al otro lado del Mediterráneo, en una región donde se extendía un enorme desierto, se empezó a desarrollar otra religión monoteísta, pero también nuevas técnica para resolver problemas: Algoritmos y Álgebra, temas de nuestra próxima entrega.


*El autor es matemático. Reside en Madrid, España.

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