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Ficción Aplicada: Errores de la Ficción (III)

Hoy en día, la constante es el cambio; antes los títulos universitarios eran indispensables para contratar a un empleado, mientras que ahora son más preciados aspectos como la creatividad y la capacitación contínua.
C&T
jueves, 30 de junio de 2016 · 00:48
Sergio Montes/COLABORACIÓN*
Madrid, España | ficcion.aplicada@gmail.com

La irrupción de las nuevas tecnologías de la información en los trabajos cualificados ha cambiado el perfil de los buenos empleados: antes era muy valorado tener títulos universitarios, una buena trayectoria y permanecer un tiempo "aceptable” cubriendo un puesto de trabajo y con pequeños lapsos de desempleo.

 

Hoy en día, todo lo anterior es insuficiente. La constante es el cambio, muchas de las que hace 20 años eran consideradas buenas empresas para trabajar, hoy en día tienen problemas económicos o simplemente han desaparecido.

 

Y lo mismo pasa con muchos trabajos, por ejemplo, ¿cuántos negocios de revelado de fotografía te puedes encontrar en la calle? La empresa Kodak era paradigma de una empresa estable y rentable, de hecho patrocinaba en uno de sus teatros la entrega de los premios Oscar a lo mejor del cine mundial. Hoy en día casi nadie consume sus productos, y todos esos técnicos muy cualificados en sus procesos de revelado han perdido el trabajo o han tenido que reciclarse.

¿Qué es lo que se valora ahora?
Depende de diversas opiniones de los autores en recursos humanos, el contexto y el tipo de trabajo, pero hoy en día las empresas valoran aquellos profesionistas que:
  • Son creativos.
  • Se adaptan fácilmente al cambio.
  • Tienen inteligencia emocional.
  • Son capaces de resolver problemas lógicos.
  • Están en un constante proceso de aprendizaje.

El último punto resulta interesante, pues prácticamente todos son habilidades que se que pueden adquirir con la formación continua, es decir, el continuo aprendizaje. Un gran error que solemos cometer, y que es muy frecuente cuando ingresamos al mercado laboral es pensar que el conocimiento que hemos adquirido en la escuela es basto y suficiente para tener un buen trabajo. Y lo más peligroso, que ya nos podemos olvidar de adquirir nuevos conocimientos.

¿Cuál es el peligro de no adquirir nuevos conocimientos?

Para explicarlo, vamos a ejemplificarlo con un hecho histórico. Después de la caída de la capital del imperio romano occidental, Europa adoptó la doctrina cristiana y su filosofía en los diversos reinos en los que quedó dividido el imperio. En cierta forma, esa doctrina mantenía la identidad de los habitantes de ese continente, aunque eran estados que constantemente estaban peleando entre ellos: se invadían, se independizaban, se creaban y destrozaban países con conflictos étnicos y nacionales que hoy en día todavía continúan.

 

En ese panorama, la política y la religión constantemente se mezclaban y echaban más combustible al fuego, así como vemos en las sagas de "El Señor de los Anillos” o la de "Juego de Tronos”, inspiradas en este periodo de la historia. La religión tenía un gran peso en la forma de pensar de absolutamente toda la población, cualquier afirmación que hacía la Iglesia se convertía en dogma.

 

Uno de los teólogos más influyentes de esta época fue Tomás de Aquino (1225-1274). Él formó una corriente filosófica dentro de la Iglesia que se llamó "Escolasticismo”, palabra que viene del latín scholasticus y quiere decir que es algo que viene de la escuela.

 Aquino escribió en lo que se considera su obra magna, Summa teológica, que hay cinco vías o formas de demostrar la existencia de Dios, y que todo el conocimiento generado por los pensadores de la Grecia clásica, en especial Aristóteles, eran todo el conocimiento que explicaba todo el universo y la naturaleza.

¿Qué consecuencias tuvo el Escolasticismo en Europa?
Pues que en un periodo de unos mil años casi no se generó ningún nuevo conocimiento científico, la explicación de lo que es la inteligencia es un don de Dios a los hombres, y proponer una máquina que sirviera, ya no para crear inteligencia, sino para resolver problemas básicos se podría interpretar como una máquina del diablo, y la condena por hacer cosas diabólicas era ser quemado vivo.

Pero esto del Escolasticismo, ¿se quedó en la Europa Medieval?
No del todo, pues de forma explícita escuchamos a muchos profesionistas que ya no están en edad de aprender más, o que con lo que tienen es suficiente para seguir vigente en el mercado laboral. Pero de forma implícita también encontramos, según el autor argentino Fredy Kofman, dos tipos de roles que no benefician el desempeño de grupos interdisciplinarios:

  • Los defensores de la verdad.
  • Los sabelotodo.

Los defensores de la verdad son personajes que consideran cierta idea como inalterable, efectiva al 100 por ciento, que debe conservarse y protegerse. Ejemplo de ello es la política: "esto se ha hecho siempre así, y si ha funcionado no se debe de cambiar”. Decimos idea, porque el conocimiento es cualquier disciplina: es dinámico, crece y evoluciona.

 

Es difícil definir qué es verdadero, pues la experiencia en los últimos años nos ha demostrado que lo que parecía un proceso verdaderamente efectivo, hoy en día puede ser mejorado o sustituido por otro. Y ésto en el ambiente de las tecnología de la información se corrobora día a día.

 

El sabelotodo es otro rol, que a veces puede camuflarse con un auténtico experto en una o varias disciplinas. Y esto también tiene que ver con la forma en que los occidentales hemos sido educados, en la escuela el mejor alumno es aquel que sabe a la perfección todas las materias, sin error, y repitiendo lo que el profesor dice.

 

Las personas creativas, que van más allá de lo que dicen los planes de estudios o que simplemente cuestionan lo que dice el profesor o el libro de texto, son los malos estudiantes que es necesario marginar para que no contaminen al resto.

 El remedio que tenemos, y que muchos nuevos profesionistas ya emplean, es formarse continuamente en aquellas disciplinas que realmente les apasiona.

Modelo educativo
La Universidad Nacional Autónoma de México, a través de los Colegios de Ciencias y Humanidades, creó este modelo en la década de los 70: http://bit.ly/29iH1uR.

Formación contínua
Y para aquellos que quieren formarse, existen muchos portales de cursos en línea, y la mayoría gratis, el más famosos de ellos es Coursera: https://www.coursera.org.


A la memoria de Jasu Zygmunt.

*El colaborador es matemático. Reside en Madrid, España.

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