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Ficción Aplicada: Reset (II)

Tras las aportaciones de Nicolás Copérnico, el Universo dejó de ser complicado para volverse complejo: para entender su complejidad, se necesita tiempo y la constante creación de nuevas herramientas
C&T
jueves, 7 de diciembre de 2017 · 00:00

Sergio Montes/COLABORACIÓN*
ficcion.aplicada@gmail.com | Madrid, España

Volvemos al tema con el que se concluyó el artículo anterior, donde se menciona a un personaje que desencadenó una revolución en la forma del pensamiento que provocó el fin de una época: Nicolás Copérnico y su obra “De revolutionibus orbium coelestium” (Sobre las revoluciones de las esferas celestes).

El oscuro dogmatismo
Vamos a poner el contexto: antes y durante la vida de Copérnico, el conocimiento era adquirido de forma empírica. Se observaba un fenómeno, se le deba una explicación y mediante argumentación se aceptaba o se rechazaba en el círculo de sabios.

Ese fue el caso de Demócrito y su teoría del átomo; experimentó con diversos materiales para saber de qué estaba compuesta la materia, partiendo dichos materiales hasta donde los recursos con los que contaba se lo permitieron.

Con base en esa experimentación concluyó que la materia estaba compuesta por elementos indivisibles a los que denominó átomos (del griego á-tomon, sin división).

El problema que enfrentó fue que no tenía la capacidad de argumentar su teoría frente a las de Aristóteles, que defendía la idea de que la materia estaba compuesta por cualquiera de estos cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. Por lo tanto su teoría quedó relegada, e institucionalmente se decretó que la materia estaba compuesto por la combinación de cuatro elementos.

Otro sabio griego, Ptolomeo, estableció la teoría de que la Tierra ocupa el centro del Sistema Solar, con el Sol y el resto de planetas girando a su alrededor.

Lo anterior es algo que se dedujo con la sola observación empírica del movimiento de los astros, y al ser coherente con la explicación bíblica acerca de la disposición de los cuerpos celestes, nuevamente por decreto se estableció que los cuerpos celestes del sistema planetario giran alrededor de la Tierra.

Más allá de la frontera
La inmensa mayoría de los contemporáneos de Copérnico aceptaban las anteriores teorías, entre otras muchas, sin poner ninguna objeción. Pero el carácter de Copérnico reclamaba poder justificar sus creencias.

Por ejemplo, él era una persona muy religiosa y pensaba que la apologética (la argumentación para la defensa de la fé) no era sólo un trámite, sino que era necesario comprobar que lo que él creía era cierto, que la sola argumentación, por muy vehemente que esta fuera, podía derivar en una idea equivocada.

Por ejemplo: si se toma a un conejo y se le pregunta el sexo de éste a siete personas, y la mayoría dice que el es macho, no se puede determinar por decreto que es macho, por muy honestas que sean estas personas y por muy limpia que sea la consulta.

¿Y de los cuerpos celestes? Es un tema que ha apasionado a muchas personas, de muchas culturas y muchos momentos de la historia de la humanidad. Se quiso explicar y modelar de muchas formas, pero todos esos modelos o tenían fallos o no lograban explicar todos los fenómenos, como los equinoccios o cambios de estaciones.

¿Qué herramienta utilizar para explicar este movimiento? Aquí es donde viene el gran aporte científico. En lugar de usar maquetas de pelotas o mecanismos parecidos a un reloj, Copérnico pensó en modelar el movimiento de los cuerpos celestes como fórmulas matemáticas, pues al encontrar las ecuaciones adecuadas, el modelo podría (y debería) pronosticar el movimiento de los cuerpos celestes.

Una vez obtenido este modelo los resultados podrían ser comprobados por otras personas y comparados con el propio fenómeno estudiado. Usar modelos matemáticos es como reducir una parte del universo y jugar con él, lo entendemos, lo reproducimos y nos ayuda a descubrir nuevo conocimiento.

Por eso es que Copérnico descubrió que en el sistema planetario, el Sol es el que ocupa el centro y los planetas los que giran alrededor. Para ello invirtió 25 años de su vida.

Algunas consecuencias que tuvo esta afirmación fueron, primero, que su obra se incluyera en la lista de libros prohibidos de la iglesia católica; pero también desencadenó la corroboración de sus teorías por las aportaciones de Giordano Bruno y Galileo Galilei; las ecuaciones que predicen el movimientos de los cuerpos celestes por Johannes Kepler; las bases para crear el método científico por René Descartes; que Europa se posicionara tecnológicamente por encima de otras naciones; se expandiera la exploraciones alrededor del mundo; se dieron las condiciones para el arte, y la ciencia se manifestara de formas en que la humanidad antes no lo había experimentado; los dogmas del cristianismo se pusieron en duda; entre otras muchas cosas más.

Nuevo conocimiento, nuevas herramientas
Usar modelos matemáticos implica hacer más y diferentes cálculos. Es por ese motivo que en este periodo de la historia surgieron herramientas como el Cálculo de Newton y Leibniz.

El Universo dejó de ser algo complicado de entender, para convertirse en algo complejo de entender. ¿Qué quiere decir lo anterior? “Complicado” y “complejo” no significan lo mismo. Complicado significa difícil de comprender o resolver, mientras que complejo es sinónimo de un sistema compuesto por entes diferentes.

La revolución de Copérnico nos hizo entender que el conocimiento de cómo funcionan todos los elementos del Universo es complejo, pero para llegar a eso se necesita tiempo y la constante creación de nuevas herramientas.

Al principio del Renacimiento los científicos entendieron que el conocimiento era muy complejo, y que en ese momento las herramientas con las que contaban no eran suficientes.

De ahí que la idea de sinergia, “el todo es más que la suma de sus partes”, fuera puesta a un lado y se dividiera el conocimiento en diversas disciplinas: física, química, biología, matemáticas, antropología, etcétera.

Hoy somos muy afortunados, contamos con dos herramientas: la computación y la autopista de la información, internet. Desde hace ya algunos años las disciplinas y la forma de trabajo vuelven a incorporar diferentes disciplinas de conocimiento para crear y producir sistemas complejos, el nuevo paradigma de la ciencia.

¿En tu entorno de trabajo cuántas y cuáles disciplinas intervienen? Este es el tema de reflexión hasta la próxima entrega.
Por acercarse una fecha muy especial, esta vez compartimos una tesis inspirada en los personajes mencionados en esta entrega:
http://bit.ly/2BP3YDG

*El colaborador es matemático.

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