MUNDO DIGITAL

El internet y la posverdad

En las redes sociales y otros espacios públicos de discusión en la red, donde se prefiere la inmediatez y la gratificación inmediata, la verdad resulta accesoria
C&T
jueves, 16 de febrero de 2017 · 00:00
J. Antonio García Macías/COLABORACIÓN*
jagm@cicese.mx | Ensenada, B. C.

El pasado año 2016 el Diccionario Oxford decidió designar un neologismo como palabra del año: posverdad (post-truth en inglés).
Indicaron también que se trata de un adjetivo que "denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”.
Por supuesto, para estas circunstancias el internet y las redes sociales son terreno fértil.

¿2016? o 1984
Al parecer, los hechos del 2016 que más influyeron en la designación de posverdad como palabra del año fueron el Brexit y la victoria electoral de Donald Trump.
En ambos eventos se superó cualquier tipo de expectativa racional u ortodoxa y también en ambos, el pueblo no se guió por la razón y los hechos duros, pues lo que imperó, fueron las emociones, las creencias y las supersticiones.
En las redes sociales y otros espacios públicos de discusión en internet, donde se prefiere la inmediatez y la gratificación inmediata, la verdad resulta accesoria. Una noticia impactante puede viralizarse rápidamente sin que nadie se cuestione sobre su veracidad.
Quizás esta falta de verdad es un mal endémico, parte de la esencia misma de las redes sociales: los perfiles muestran sólo las mejores fotos -aunque hayan sido alteradas- y las publicaciones muestran la realidad alterna que el usuario quiere mostrar que vive, aunque no sea necesariamente la que real.
Entonces, con estos vicios de origen ¿qué importa verificar la veracidad si se sobreentiende que la verdad ha sido manufacturada? El perfil y el muro se convierten en los productos a vender a los espectadores, y como cualquier campaña de mercadotecnia, se apela a las emociones, no al raciocinio.
En este mundo de inmediatez, de exaltación de las emociones y menosprecio de la razón, es donde la posverdad florece.
Hay que aclarar que aunque posverdad haya sido la palabra del 2016, año en que también surgieron muchos escándalos sobre "fake news” o noticias falsas-fabricadas, estos fenómenos no son nada nuevos.
Por ejemplo, en los medios impresos del siglo de XXI ya se hablaba de "prensa amarillista”. Lo que pasa hoy en día es que hay individuos que han aprendido el lenguaje y las formas de las redes sociales y las han aprovechado para construir su mensaje, el cual se propaga con mayor rapidez.
"En nuestro tiempo, el lenguaje político se encarga de defender lo indefendible” escribió George Orwell en 1946. Y fue también Orwell quien en su novela 1984 hablaba del "newspeak” o neolengua, un lenguaje ambiguo y eufemístico creado para la propaganda política.
Inclusive, según el profesor Michael J. Socolow de la Universidad de Maine, en la actualidad utilizamos una gran cantidad eufemismos para referirnos a la propaganda, como "publicidad nativa”, "contenido patrocinado”, "diplomacia pública”, "hechos alternativos”, "noticias falsas” e incluso "posverdad” podría ser parte de esta suerte de neolengua.

Caveat emptor
Los buscadores como Google, o las redes sociales como Facebook o Twitter, muestran información que consideran relevante; ésta, entre otras cosas, es resultado de burbujas informativas.
Cuando una mentira se comparte miles o millones de veces, logra subir su ranking o nivel de importancia, con lo cual se cuela al ciclo informativo. Como consecuencia, los lectores reciben información que no fue sometida a una curaduría, que no fue verificada por algún editor experimentado y que no fue recabada por un periodista con criterios rigurosos.
Cabe decir que Facebook y otros ya se encuentran tomando medidas para combatir la propagación de información falsa. Sin embargo, por más algoritmos sofisticados que incorporen en sus plataformas, poco podrán hacer si los consumidores no aplican pensamiento crítico.
Es responsabilidad del consumidor de la información verificar antes de compartir, ver más allá de las apariencias, basar decisiones en hechos y no en prejuicios.

*El colaborador es investigador en el Departamento de Ciencias de la Computación del Cicese.



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