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Ficción Aplicada: el ladrón de las tabernas (II)

Mientras Europa transitaba por la Edad Media, al otro lado del Mediterráneo se desarrollaban herramientas avanzadas para resolver problemas complejos: el Álgebra y los algoritmos
C&T
jueves, 15 de junio de 2017 · 00:00
Sergio Montes/COLABORACIÓN*
ficcion.aplicada@gmail.com | Madrid, España

En referencia al anterior artículo publicado el 30 de marzo de 2017, es necesario puntualizar dos cosas:
1. Es verdad que en la historia de la humanidad ha habido grandes inventores que han trascendido y que hoy en día conocemos sus nombres y lo que han inventado. Ejemplos: DaVinci y Tesla.
2. La figura del "Ladrón de Tabernas” es una analogía, como se suele utilizar en la mayoría de artículos de esta serie, para ilustrar el rol de aquella persona que entiende una buena idea y la lleva a cabo.

Benchmarking
Volviendo al hilo histórico de esta serie de artículos, mientras la mayor parte de Europa estaba inmersa en el oscurantismo de la Edad Media, al otro lado del Mediterráneo una cultura desarrollaba, entre muchas otras cosas, herramientas avanzadas para resolver problemas complejos: el Álgebra y los algoritmos.
Estos hijos del desierto, a su vez, mejoraron e incorporaron herramientas de otras culturas a la suya. Por ejemplo: el sistema de numeración en base 10 y el uso del número 0, en nuestros días se conoce como el sistema arábigo, sin embargo los inventores fueron los hindúes.
No profundizaremos en este tema, pues damos por sentado que el lector ya lo tiene más que asimilado.
En la Europa de la Edad Media se utilizaba el sistema de numeración romano, y como herramienta de cálculo el ábaco, un par de herramientas muy poco prácticas para hacer cálculos de gran precisión.
Cualquier comerciante del mediterráneo de esa época, al tener contacto con las cultura europea y la arábiga, se habría dado cuenta que el sistema arábigo era mucho mejor que los existentes en Europa. ¿Cómo se llega a esa conclusión? Poniendo a prueba ambos sistemas y comparando los resultados. ¿Y si un sistema resulta mejor que el otro? Pues lo más sensato es reemplazarlo y adoptar esas mejores prácticas.
Esto es lo que enseñan en las escuelas de negocios como "benchmarking” una metodología novedosa del siglo XXI inventada en el siglo XII. Como diría Salomón, "no hay nada nuevo debajo del sol”.

Un "hijo” buena onda
A veces los apodos o sobrenombres trascienden más que el nombre propio. En México se suele decir que alguien es "buena onda” porque es empático, bien intencionado y que suele caer bien. En el idioma que se hablaba al norte de Italia de la Edad Media, eso se diría "bonacci”. Había un comerciante del siglo XII que era famoso por ser "muy buena onda”, y parece que su hijo también lo era, una cualidad muy útil para poder acercarse a personas de otras culturas, hacer negocios, observar sus herramientas de trabajo y aplicarlas en el propio.
Y una forma de manifestar que eres "muy buena onda” es en los entornos lúdicos e informales. Por eso grandes empresas tecnológicas promueven espacios y actividades lúdicas y de integración para sacar nuestra creatividad y nuestro lado "buena onda” en la empresa.
Por cierto, para decir hijo en italiano se dice "filio”, y no sería muy raro que la gente de esa época le pusiera el sobrenombre de "el hijo del señor que es muy buena onda” al hijo de un comerciante que estaba haciendo benchmarking al norte de África con los árabes.
Pero, ese apodo es un poco largo ¿verdad? ¿Qué tal "filio di bonacci” como se diría en esa época? ¿Sigue siendo largo? Bueno, se puede contraer más: Fibonacci.

De sucesiones
El nombre real de este personaje era Leonardo de Pisa, y aunque estas técnicas del mundo musulmán penetraron por diferentes puntos y en diferentes momentos por el comercio que tenía los mercaderes de Venecia y Pisa con naciones del norte de África, se le atribuye a él por ser la persona que los documentó y explicó en diferentes libros.
Por eso la famosa sucesión 0 - 1 - 1 - 2 - 3 - 5 - 8 - … lleva su nombre (o más bien su sobrenombre).
Y aquí podríamos centrarnos y explotar el tema de la proporción áurea o los números mágicos. Pero lo que nos interesa y queremos explotar en este artículo es el hecho de que solamente teniendo un cambio de paradigma en la forma de hacer los cálculos desembocó en toda una revolución comercial y tecnología en la Edad Media.
Los comerciantes de bienes, de los que Fibonacci era un buen ejemplo, empezaron a extender sus dominios comerciales, llevar un mejor control de sus bienes, y adueñarse de los medios de producción.
Este último punto resulta interesante para explicar cómo un cambio de paradigma en la forma de trabajo altera por completo las relaciones comerciales de todo un ecosistema.

Cambio de paradigmas
¿Cómo era el paradigma de producción en la Europa de la Edad Media? Estaba basado en el feudo: un noble era dueño de una gran cantidad de tierras cultivables, los campesinos que vivían en esos feudos producían y servían al señor feudal, pero por otro lado los artesanos eran dueños de sus propios medios de producción y ellos mismos se encargaban de comercializarlos.
¿Cuál fue el cambio de paradigma? Los comerciantes del norte de Italia introdujeron mejores técnicas de cálculo y producción en el Mediterráneo europeo, con lo que consiguieron incrementar sus riqueza y posesiones, que llegaron incluso a ser más ricos y poderosos que los señores feudales.
El cambio, que en ese momento fue una mejora, es que ahora esos comerciantes negociaron con los artesanos y adquirieron sus medios de producción, ahora los artesanos (y la mayor parte de la población europea), dejó de ser dueño de sus medios de producción y pasó a ofrecer su fuerza de trabajo como moneda de cambio.
Nacía el capitalismo, una economía basada en la acumulación de capital para adquirir medios de producción y su distribución.
Últimamente se habla de las consecuencias de aplicar un capitalismo descontrolado: el neoliberalismo. Pero no es la conclusión a la que queremos llegar en este artículo, sólo queremos ejemplificar que los avances tecnológicos van acompañados de cambios de paradigmas en la forma de trabajo, por eso la importancia de estudiar los sistemas informáticos y los desarrollos tecnológicos como una parte de un sistema de intercambio de interacciones entre los humanos.

Para quienes gustan de los sistemas numéricos, la historia del número 1 por la BBC de Londres: http://bit.ly/2rxrFdm.


Para quienes gustan de aventuras de los mercaderes venecianos, la serie de Marco Polo en Neflix es muy recomendable, aquí el tráiler: http://bit.ly/1p2dnj3.

*El autor es matemático.

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