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Los datos: ¿el nuevo petróleo?

En la llamada economía digital, la información es el motor del desarrollo económico, de la misma manera que lo fueron los hidrocarburos en la era pasada
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jueves, 14 de junio de 2018 · 00:00

J. Antonio García Macías/COLABORACIÓN*
jagm@cicese.mx | Ensenada, B. C.

En su portada de la edición de mayo 6 al 12 de 2017 la revista The Economist declaró que los datos son “el recurso más valioso del mundo”.

Esto va en sintonía con una frase que se escucha desde hace varios años y que dice que “los datos son el nuevo petróleo” (en inglés: data is the new oil).

Por supuesto que esto llama mucho la atención, pero ¿qué tanto tiene de cierto?

Datos y la nueva era
En la llamada economía digital, la información es el motor del desarrollo económico, de la misma manera que lo fue el petróleo, y en general los hidrocarburos, en la era pasada.

El petróleo ha generado por largo tiempo negocios lucrativos, industrias pujantes; por tanto, al ser un recurso tan valioso, se han creado organismos nacionales y trasnacionales para regular su flujo y el acceso al mismo, incluso una gran cantidad conflictos han tenido como origen su control.

De manera similar, el recurso que ahora se busca regular son los datos, los cuales conforman la base de la pirámide de la información, el conocimiento y la inteligencia.

Los datos tienen un inmenso poder transformativo, gracias al cual surgen en la actualidad nuevas industrias en torno a la inteligencia artificial, la automatización, los análisis predictivos y muchas otras que aún están por nacer.

Y los datos, el recurso principal, no hacen más que seguir creciendo tanto en fuentes como en cantidad y calidad.

Pensemos por ejemplo en videos en YouTube, publicaciones en Twitter y Facebook, búsquedas de Google, películas en Netflix y otros contenidos generados por usuarios y empresas.

Sumemos a esto los datos generados por dispositivos conectados, tales como pulseras de Fitbit, relojes tipo smartwatch, controles de temperatura automáticos, videos o fotografías de sistemas de seguridad caseros, dispositivos con rastreo GPS, así como una miríada de otros dispositivos del llamado Internet of Things (internet de las cosas) que siguen apareciendo día con día en el mercado.

Por supuesto, estos datos son la materia prima de un sinnúmero de empresas.

Por ejemplo, para las compañías de redes sociales, tales como Facebook, Twitter y otras, quienes usamos dichas redes no somos sus clientes, sino más bien el producto; o mejor dicho: los datos son la materia prima con la cual generan perfiles para vender a los anunciantes quienes son, ahora sí, sus clientes.

Google, Apple, Microsoft, Amazon, Netflix, Facebook y muchas otras de las compañías de la era digital usan de una u otra manera los datos que generamos para lucrar con ellos.

Por ello, están interesados en incitarnos a generar cada vez más datos, a conocer más de nosotros, a adentrarse cada vez más en nuestras vidas.

Analogía limitada
La analogía entre los datos y el petróleo resulta útil para destacar la importancia de la información al ser la materia prima de las tecnologías digitales transformativas de hoy día.

Se podría extender dicha analogía diciendo que los datos, aunque tienen un valor intrínseco, necesitan ser procesados, al igual que el petróleo necesita ser refinado, para mostrar su verdadero potencial. Sin embargo, la analogía no va más allá.

Por ejemplo, mientras el petróleo es un recurso finito, los datos en la práctica son infinitamente durables y reutilizables; la mismos datos sobre la bolsa de valores se pueden usar para valorar la inestabilidad política de un país, como entrada para un algoritmo de análisis de sentimientos, para armar una campaña de mercadeo de un nuevo producto, entre tantas muchas acciones que pueden llevarse en paralelo.

Mientras tanto, dicha información sigue presente, sin desgastarse y lista para alimentar otras aplicaciones.

El petróleo requiere de mucho esfuerzo y de grandes cantidades de recursos, incluyendo petróleo, para ser transportado.

En contraste, los datos pueden moverse a la velocidad de la luz mediante redes de fibra óptica a precios relativamente bajos. Esos mismos datos pueden ser almacenados, replicados, procesados. De hecho, al ser procesados aumentan su valor pues, por ejemplo, al correlacionar varias fuentes de datos, se pueden encontrar relaciones no triviales que pueden revelar nueva información.

También se ha querido argumentar que los datos son una nueva infraestructura para construir la economía digital. Sin embargo, precisamente por la abundancia y replicabilidad de los datos, este argumento cae por su propio peso.

Así pues, es cierto que los datos son la materia prima de la nueva economía. Pero a diferencia del petróleo, están por todos lados, son abundantes y no son un recurso escaso.

Será entonces más provechoso tratarlos reconociendo sus diferencias con el petróleo y no de acuerdo con sus similitudes.

*El colaborador es investigador del Departamento de Ciencias de la Computación del Cicese.

 

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