LA BUFADORA

lunes, 12 de septiembre de 2016 · 00:00
Deudas y facturas

Faltan poco más de dos meses para que el nuevo Cabildo y su alcalde tomen posesión y, Ensenada los recibirá con los baches abiertos y una crisis financiera como nunca la había tenido este municipio. Ya casi llega a los dos mil millones de pesos. Sólo reconocen 630 millones de pesos, pero a eso hay que agregarle otros 600 millones que se le deben al Issstecali. Estos son impostergables, de ese recurso se estuvo financiando el gobierno de Enrique Pelayo y también el de Gilberto Hirata. ¿Cómo le va a hacer Novelo para resolver este gravísimo tema? Pues bien. Sólo hay de dos sopas. La más normal, que sería disponer de los activos (terrenos) que han sido registrados como pago de impuestos por fraccionadores. Esa es la forma como ya otras alcaldías trataron de resarcir los recursos etiquetados que desviaron para destinarlo al gasto corriente. 
Ahora el daño patrimonial lo heredará, por tercera ocasión consecutiva, un priista. La otra forma es la que parece les será impuesta desde el Gobierno del Estado, que es permitirle a este XXI Ayuntamiento recurrir a otro empréstito de más de 600 millones de pesos con cargo a las participaciones federales y estatales. Entonces ya serán mil 300 millones de pesos. Y el endeudamiento que se autorizó para la adquisición de luminarias de nueva tecnología fue de 260 millones de pesos ¿y cómo lo garantizaron?, pues con nuevos impuestos avalados por el Congreso del Estado, precisamente promovidos por el entonces diputado local Marco Antonio Novelo Osuna y actual legislador Armando Reyes Ledesma, quien -aseguran- será el verdadero titular de la próxima Sindicatura Municipal. Este impuesto es de mil 490 pesos por medidor a cada empresa ensenadense. Según se calcula obtendrán ingresos por 140 millones de pesos anuales. Y la Canaco callada. A ese paso se calcula en dos años quedaría saldada la deuda. Pero aún hay más. Se supone que la reducción y el ahorro de estas nuevas luminarias serán del 60 por cierto, es decir, bajará el pago del Ayuntamiento a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Así que lo más seguro es que este impuesto llegó para quedarse, como otros. 
Además, al pagar la renovación de las placas de circulación vehicular se pagan 145 pesos por dos conceptos: uno para no enviar a revisión mecánica y el otro por no presentar el vehículo en el no adeudo municipal, o sea, por nada. Entonces, si 250 mil ensenadenses pagan placas sáquele pluma. 
Este rompecabezas sólo es parte de la forma como han administrado los últimos gobiernos municipales; sin embargo, siguen ganando elecciones. No hay quien les exija, no hay contrapesos, no hay critica, mucho menos hay culpables. 
Derrochar más de 300 millones de pesos anuales en 500 empleados de confianza que reiteradamente se le señalan a Hirata ser parte de sus compromisos de partido, únicamente genera críticas en redes sociales, pero no pasa nada. ¿Cuánto costará liquidarlos si es que finalmente Novelo tiene el valor de darlos de baja? Atinó usted bien. Su liquidación costará al erario municipal otros 100 mil pesos por empleado. En total, 50 millones de pesos por lo menos. Y faltan más derechos, como el aguinaldo y las prestaciones de los más de 2 mil 300 empleados municipales. ¡Uffffff! una verdadera pesadilla. 
Quedarse con los recursos de los pagos para la salud de los trabajadores es tipificado como delito. ¿La nueva sindicatura llamará a cuentas a Hirata? Lo más seguro que no. Son los mismos. El pago de la factura al apoyo electoral será cobrado. Esta es la única deuda que será saldada. La de la impunidad. Los otros casi 2 mil millones de pesos la pagaremos todo los ensenadenses. Sí señor.

Y aún hay más
Ahora falta otro tema. El gasto corriente. Está más alto que nunca. No se sabe a ciencia cierta cuánto se debe a proveedores, suministros, etcétera. El grupo mil, es decir, de sueldos y salarios, es de más de mil millones de pesos al año. Si los ingresos totales se estiman en mil 400 millones de pesos, ¿de dónde saldrá para pagar la deuda pública, el mantenimiento de la ciudad, la obra pública y los compromisos ya contratados? 
Es casi imposible salir en el corto plazo de esta situación, a menos que, adivinó usted, aumenten los impuestos y los derechos, y con ello el riesgo de incrementar la corrupción, puesto que a mayores impuestos se multiplican los casos de corrupción, porque van de la mano. 
No obstante, el nuevo alcalde se presume como muy amigo del gobernador y por eso considera que lo va a sacar del atolladero, algo que muchos desean por el bien de Ensenada; además, el haber logrado el poder por una minoría inédita -el 9% de la votación- deberá buscar la legitimidad que no le dieron las urnas con acciones contundentes. Esa es, sin duda, la mayor deuda que habrá de pagar, la de la credibilidad y la confianza, que en términos políticos se llama gobernabilidad. 
Aun y con todo Ensenada continúa su vida, creciendo a pesar de los gobiernos que ha padecido. Y todavía faltan tres años más que serán de pesadilla o de un cambio tan esperado. Ya veremos.

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