ALGO MÁS QUE PALABRAS
El arte de la atención
Es bueno prestar atención a la realidad que nos circunda, y aún mejor asimilarla con lo vivido. Hacer memoria siempre es un acto saludable, cuando menos para repensar sobre nuestra historia y tomar impulso. Cada día hemos de empezar como si fuese el primero y el último. Indudablemente, esto es un arte, pues como en toda obra de vida: hay existencias que nos gustan y otras que, en absoluto, nos agradan. Quizás tengamos que ir depurándonos, y condenar sin reservas, como en su momento fue aprobado por Naciones Unidas, todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o las creencias religiosas, dondequiera que tengan lugar. Precisamente, este año el tema de las actividades de conmemoración y educación del Holocausto en 2017 (el 27 de enero), aniversario de la liberación de los campos de exterminio nazis, insta a los Estados miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones venideras a recapacitar sobre hechos que jamás debieron ocurrir.
Hoy más que nunca requerimos tomar el tiempo necesario para hacer silencio y volver sobre nuestros pasos, y sobre el camino de nuestros predecesores. A veces hay que pararse, tomar aliento, respirar profundo y recordar. Pero deseamos retener, prestar vigilancia a los acontecimientos, a los de ayer y a los de hoy, con la única finalidad de que el ser humano deje de ser un lobo para sí mismo y se humanice. No queremos que se haga presente el mal. Tampoco el ojo por ojo, diente por diente. El hecho de que la educación sobre el Holocausto tenga una dimensión universal, estoy convencido de que puede servirnos como una plataforma apropiada para construir el respeto a los derechos humanos, aumentar la tolerancia y defender nuestra humanidad común. Cuidado con los extremismos. Ya sabemos de sus maldades. Las traemos a nuestra memoria, pero no con deseo de venganza o como un incentivo al odio; sino como un estímulo de cambio de actitudes. Añoramos ese mundo armónico, con justicia para todos, para que puedan evitarse que se repitan los errores y los horrores soportados, los terribles crímenes del pasado.
El mejor regalo que podemos hacernos unos a otros es nuestra atención integra ante una realidad tan compleja como la que vivimos en el momento actual. Recordemos al poeta y prosista español, Antonio Machado, cuando decía: "Poned atención, un corazón solitario no es un corazón”. Realmente, nos necesitamos todos para encauzar nuevos caminos de convivencia, reafirmando la fe en la dignidad y la valía de todas las personas en exclusiva. Nadie sobra, todos somos imprescindibles en este orbe. Los moradores de este mundo han de tener en cuenta la advertencia que nos legaron las víctimas del Holocausto y el testimonio, siempre cruel, de los supervivientes de las infinitas contiendas. Cada guerra que propiciamos, ya deberíamos saberlo, es una destrucción del alma, un fracaso de toda la humanidad, que vuelve necio al vencedor y vengador al vencido. Nuestras historias como especie pensante han de darnos la luz precisa para hermanarnos. Sin embargo, la tensión en el mundo, lejos de decrecer, aumenta.
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