PALÍNDROMO

lunes, 9 de enero de 2017 · 00:00
Necrofilia política


Perdón por el atrevimiento que me impulsa a usar la palabra necrofilia fuera del significado referente a la atracción que siente una persona hacia la muerte y los aspectos inherentes a ella. Pero ante lo que está ocurriendo, contextualizar la necrofilia en el ámbito de la política, no solamente me parece adecuado sino útil tratándose de encontrar la salida del laberinto.
Creo que poco o muy poco nos está funcionando bien, pongan sobre la mesa cualquier tema y seguramente será parte de una larga lista de cosas que no funcionan o funcionan muy mal.
Y si en opinión de algunos no fuera así, sería porque o ya me he convertido en un criticón cualquiera, o nuestra indiferencia ante las evidencias nos sigue encalleciendo la piel. En ambos casos pido disculpas, en el primer caso porque andaría perdido y no entiendo y, en el segundo, porque a pesar de todo, formo parte de una generación que entregará números en deuda.
Creo que como país, nacimos y hemos ido envejeciendo huérfanos en demasiados derechos y obligaciones, el país está formado por una gran mayoría de gente buena con aspiraciones superiores, que ante la realidad, han tenido que ir posponiendo la realización de sus sueños y lo peor es que, esta situación dura ya demasiado tiempo y los remedios que nos han prescrito, en la mayoría de los casos, no han hecho sino agravar nuestros males, nuestra flamante democracia la han convertido los políticos en un peine con muy pocos dientes, de esos que sólo peinan los cabellos de ellos mismos y en su propio beneficio. 
Y hoy, demasiadas son las voces que hablan de exigir la renuncia de uno o de muchos, como si eso fuera a ser la solución de todo lo anterior lo hemos vivido como país demasiadas veces, no es con el cambio de personas solamente donde podremos encontrar las soluciones a nuestros males, sin duda que han llegado y están hoy en el poder demasiadas personas ineptas o corruptas, pero lo que es imperativo sería reconocer que el modelo con que estamos funcionado es el que está muerto y para nuestra desgracia, nos hemos ido acostumbrando a dormir con él y es en gran parte la causa de que hasta los buenos, terminen convertidos en parte del problema.
No es con la crítica ríspida y acciones radicales como podremos resolver nuestros problemas.
Por demasiado tiempo han abusado de nuestra indiferencia quienes llegan al poder, porque por un
lado, no hemos encontrado la forma de ejercer nuestro papel como ciudadanos maduros y por otro, porque quienes habiendo llegado al poder, han institucionalizado el contubernio la ineptitud y la corrupción como forma de vida.
Hace 170 años y, coincidentemente, con la promulgación de nuestra primera Constitución, nuestro país perdió la mitad de su territorio, hoy nos encontramos en una situación igual de frágil que entonces, los mexicanos somos buenas personas pero, desgraciadamente estamos siendo regidos por un sistema que está muerto y temo que si no empezamos a renovarlo, nuestro futuro sera igual de frustrante. 
Está iniciando la segunda mitad de la administración estatal y afortunadamente apenas inicia la administración municipal, los tiempos son propicios para iniciar una proceso de corrección masiva, antes de que los problemas que son tantos terminen haciéndose peores.
La palabra la tienen las autoridades, creo que la sociedad está lista y necesitada de un liderazgo del tamaño de las oportunidades.
 
Por:
Víctor Sarmiento*
*El autor es empresario

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