BAJO PALABRA

Equívoco

Por Hadassa Ceniceros Romero
viernes, 13 de octubre de 2017 · 00:00

Olga e Irene llegaron al campamento de verano organizado por una comunidad cristiana. Venían con sus padres del Distrito Federal a residir en la frontera. En aquellos años de mitad de los 50 s parecían más notorias las diferencias con las niñas de Tijuana. Las recién llegadas eran bonitas, lucían vestidos lindos y diferentes a los de la mayoría.

En aquel verano del 57 se encontraron varias niñas más, Helen mexicana americana -más mexicana que americana- y Emma, hija de la encargada de la Casa-Hogar donde se ubicaba el campamento. Irene era una adolescente bella y delicada de14 años, las otras tres niñas estaban llegando a los 10. Las niñas capitalinas tenían una forma de hablar con corrección, utilizaban otros términos, era curioso escucharlas, así pensaban las niñas a su alrededor.

Olga buscó a Helen desde el primer día, la llamaba aparte para conversar en voz baja especialmente cuando Emma estaba cerca. Evitaban a la hija de la señora Brito y se apartaban cuando ella se acercaba. Emma era seria y amable, tenía unos grandes ojos inteligentes, vestía con modestia y sencillez. Se daba cuenta de que no la aceptaban las otras dos niñas y terminó por no buscarlas. Ese verano pasó sin que quedara mucho en el recuerdo de ninguna. Se despidieron sin más.

Pasados doce años Helen y Emma se encontraron en Guadalajara viviendo en la misma casa de huéspedes. Para entonces las jóvenes coincidieron como muchachas norteñas de la frontera junto a chicas cercanas a Jalisco, Michoacán, Colima y Guanajuato. Helen era muy bajita de estatura y Emma había crecido bastante, siendo su delgadez el rasgo más sobresaliente. En pláticas posteriores al encuentro Emma le preguntó a Helen, ¿por qué les caí tan mal cuando nos conocimos en Tijuana? Es que te mirábamos muy seria y pensábamos que eras chismosa porque eras la hija de la señora Brito y ella siempre sabía de qué platicábamos Olga y yo, pero si yo no las escuchaba, ya sé, después me dijo Olga que su hermana Irene como era mayor platicaba con la señora y contaba todo lo que hablábamos, no como chisme, pero lo contaba.

Irene se casó con un actor de teatro, murieron ambos en un accidente en lancha. Helen regresó a Estados Unidos y vivió con un activista chicano con quien después de un tiempo contrajo matrimonio. Olga regresó a la capital también formó una familia. Emma estudió periodismo y aún ahora escribe en sección cultural de una revista política. Tal vez aquello del chisme achacado le motivó vocacionalmente. No sé.
 

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