BAÚL DE MANÍAS

Trivia… ¿O, mejor, traviatidades? (Continúe leyendo)

Por Ma. Cristina Álvarez-Astorga
martes, 17 de octubre de 2017 · 00:00

Un brindis (brindisi en italiano) es una canción en la que se exhorta a un grupo a empinar el codo, o sea, a beber, pero no cualquier agua, sino esa agüita que ataranta. La palabra procede del alemán bring dir’s, que significa “(yo) te lo ofrezco”. Típicamente, en un brindis operístico, un personaje comienza a echar gorgoritos de su ronco (o agudo) pecho y luego-luego todo el mundo se le une en el estribillo.

El brindis operístico por antonomasia es “Libiamo ne’ lieti calici” (“Bebamos de este vaso”), de la Traviata de Verdi. Lo cantan Alfredo y Violeta casi al comienzo del primer acto, en una escena que sirve de marco para el momento de seducción entre ambos. Ahí, Verdi distingue sutilmente distintos planos musicales para separar a los amantes del resto de la gente, aunque implícitamente “como que pone” a la gente del lado de Alfredo, que es el muchacho chicho de este morrocotudo drama. http://bit.ly/2yNoeYe.

Traviata no quiere decir “traviesa” (que, dada la profesión de Violeta, era lo que yo me imaginaba). Quiere decir “extraviada”, en el sentido de “mujer que ha extraviado el camino recto y bla bla bla”. Su estreno, en 1853, fue un tremendo fracaso (fiasco, chasco, malogro). El público se burló de la representación no una ni dos, sino varias veces. Dirigió sus mofas principalmente a la soprano Fanny Salvini-Donatelli, que interpretaba a Violeta. Y aquí, sin querer disculpar tan incivil respuesta del público, hay que tratar de comprenderla. La soprano, aunque era una cantante aclamada, ya no se cocía al primer hervor (tenía 38, y eso, a mediados del siglo XVIII, equivaldría como a 50 de nuestro siglo XXI). Fue, pues, juzgada demasiado vieja. Pero eso era lo de menos. Lo “de más” es que era gorda-gorda, así que de plano no encajaba con el papel de Violeta Valery, quien se supone que muere de tuberculosis. Lo más gacho es que Verdi había intentado convencer (sin éxito) al gerente del teatro de que consiguieran a una soprano más joven y esbelta para el papel. A pesar de todo, el respetable público aplaudió bastante al finalizar el primer acto. En el segundo, sin embargo, el muy bipolar se puso de malas otra vez, especialmente después de que cantaron el barítono y el tenor. Así habrán cantado. Total que, al final de la ópera, en vez de apreciar el desenlace trágico, el canijo de plano se reía a carcajadas. Qué feo caso. Un día después, Verdi le escribió a un amigo lo siguiente: “La Traviata, anoche, fue un fracaso. ¿Fallo mío o de los cantantes? El tiempo lo dirá”.

Para fortuna de Verdi, el tiempo lo dijo: La Traviata se representó de nuevo el año siguiente en Venecia y fue un éxito rotundo, en gran medida debido a que el papel de Violetta lo interpretó Maria Spezia-Aldighieri, de 27 años y algunos kilos menos que Doña Fanny Salvini-Donatelli, la “Gordis”.

Ahora que me acuerdo, el próximo miércoles 25 de octubre (o sea, de mañana en ocho) el Coro Pro Música, la soprano Margarita Lara y el barítono Jorge Chinolla, ofrecerán un concierto llamado “Gala de Otoño”. Para decirlo rápido, va a estar de re-chu-pe-te. La cita es en la Galería Ernesto Muñoz Acosta, del CEARTE, a las 20:00 horas, (8 pé eme, pá que todos me entiendan). Informes al 177-90-82.

Abur.
bauldemanias@hotmail.com

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