LA OTRA HISTORIA

Los cambios del emperador

Por Lucía Garayzar Rodríguez*
miércoles, 1 de noviembre de 2017 · 00:00

Constantino El Grande, conocido como el primer emperador cristiano de Roma y considerado santo por la iglesia ortodoxa, dejó un legado de importantes obras y reformas durante su gobierno, la más destacada sin duda fue la legalización de la religión cristiana.

Dentro de los cambios importantes que realizó el emperador romano, se encuentra la estructuración del ejército y la reforma de la corte. Las nuevas leyes de Constantino, flexibilizaron la dureza de algunas normas para mejorar,  aunque otras se endurecieron, por ejemplo, se estableció que las niñas no podían ser secuestradas como sucedía en ese entonces, dispuso la pena de muerte para aquellos que abusaran en la recaudación de impuestos y prohibió las condiciones infrahumanas a las que eran sometidos los prisioneros.

Endureció la condena en contra de los padres que permitieran que sus hijas fueran seducidas, quemando sus gargantas con plomo fundido, intentó eliminar los juegos de gladiadores, pero esta medida no tuvo el efecto esperado, pretendió limitar el poder de los propietarios de esclavos, pero aún eran permitidos los castigos físicos hasta el hecho de quitarles la vida.

Abolió la crucifixión a lo que llamó “piedad cristiana”, pero a cambio se implantó la horca intentando demostrar la existencia de la ley romana y la justicia. Permitió la celebración pública de la Pascua y estableció el domingo como día de descanso. El ámbito militar sufrió importantes reformas, sobre todo la que se refiere a la separación del poder civil y el militar.

Otra de las novedades en el gobierno de Constantino que produjo cambios históricos en la sociedad de la “vida romana”, fueron las leyes que transformaron los oficios de panadero y carnicero en hereditarios, fijando y sellando generación tras generación de familias enteras.

Más importante aún fue el establecimiento de la conversión en siervos o esclavos de los colonos de las granjas, una medida fundamental que estableció las bases del feudalismo de la Europa de la Edad Media.

El título que se le otorgó por parte de los historiadores, como “El Grande”, tiene un sustento en su marcha victoriosa bélica en la cual sus éxitos militares lograron reunificar el gran imperio romano y ampliar su supremacía sobre otros territorios y naciones.

Amable lector, lo anterior nos demuestra que Constantino era toda una chucha cuerera en cuanto a gobernar se refiere, porque los cambios que realizó por mucho, marcaron el rumbo no sólo de su pueblo, sino también el de todo un continente. Y aunque eso no lo exime del cruel asesinato que cometiera en contra de su propio hijo y esposa, debemos reconocer que los crímenes y atropellos propios de la omnipotencia que otorga el poder, siempre serán el lastre que persiga a cualquiera que cometa graves errores durante su gobierno.

Los cambios para bien siempre son buenos, pero esos cambios tienen sus propias características, desde el principio se respiran, se manifiestan, son como las antiguas fotografías polaroid, se revelan solas y para que sean exitosos, se piensan y se planean en equipo con estrategia y cuando no, pues no.

La verdad es muy simple, quien no sabe gobernar tiene a su pueblo inconforme y temeroso y eso también se respira, se refleja y se nota.

Fuente: https://www.laguia2000.com/edad-antigua/el-emperador-constantino

*La autora es profesora

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