BAJO PALABRA

Fly me to the moon

Por Hadassa Ceniceros
viernes, 10 de noviembre de 2017 · 00:00

Es sorprendente como un acorde, una melodía escuchada casi por accidente, dispara un cúmulo de recuerdos. A veces tres notas son suficientes para que el corazón se estruje en una evocación que lo mismo causa dolor y alegría. A lo lejos la memoria trae una escena que con el tiempo puede haberse modificado, bailamos en un bar a media luz -cualquier buen bar que se respete tiene media luz- no hay nadie más, son apenas las cuatro de la tarde, parecen la nueve o diez de la noche, qué más da. La música es en vivo y al parecer practican, qué más da. Bailo en los brazos de un hombre sin rostro, la melodía nos lleva por una pista pequeña, damos vueltas y vueltas y hablamos, ya no recuerdo más. Hay una pena ligada a este momento, solamente la melodía y yo lo sabemos. Cada vez que por azar escucho su tonada no sé por qué me remonto al recuerdo del dolor, busco un ruido nuevo que lo apague, a veces es mi propia voz hablando nimiedades.

Voy conduciendo mi auto por la carretera, el radio toca de pronto Los sonidos del silencio, por mucho tiempo sentía un golpe en el estómago y una sensación dolorosa se apoderaba de mí. Empezó con el estreno de El Graduado, la historia fue secundaria, la música me llegó hasta el tuétano. Algo se movió de lugar para siempre, una tristeza inmensurable se apoderó de mí, me dolía la vida misma, la de los necesitados, los enfermos, los ancianos, lloré por las guerras, los desaparecidos, lloré por las muertes. No era la película, ni Simon y Garfunkel, era yo, y tampoco era eso, sino esas conexiones en el cerebro que lo llevan a la depresión. Era muy joven, pensé que tenía una enfermedad incurable, me asusté, luego entendí, con ayuda, que no era cáncer cuando menos no en el cuerpo.

Danny boy hace que recuerde las muertes de personas amadas, la melodía siempre me remite a un punto del adiós definitivo y del amor perenne.

Las tristezas de los padres llegan hasta el presente, pobreza, desengaños y sueños, se agregan en momentos de nostalgia, pero ahora ya sé cómo detenerlos, con ayuda también.

Estas cavilaciones vienen con las tardes cortas y los días nublados, eso creo.

...

Comentarios