ATERRIZAJES

Amistades

Por Dr. Adán Echeverría
martes, 14 de noviembre de 2017 · 00:00

Ya Desmond Morris nos ha hablado de la invención del amor, en la época de las cavernas.

Los hombres salen a cazar por varios días, quizá semanas, y la idea del amor en las mujeres que se quedan en casa (en la cueva, en la choza, en el refugio), tiene la finalidad de conservar los genes de la cacería, que pretenden ser la fortaleza muscular, que en aquellas épocas era necesaria para sobrevivir. Si Ella me ma, no se irá con otro, y entonces, sexualmente, sólo yo podré embarazarla, transmitiendo mis genes a mi descendencia.

Ya no son estos los tiempos para pensar igual acerca del amor.

Lo mismo ocurre con las amistades, con la amistad.
Continúan en el ideario neocristiano de: Quien encuentra un amigo encuentra un tesoro, continúan penando en: Jesús (alias El Cristo) es tu mejor amigo, y ese tipo de comentarios a lo tarjeta de Hallmark: Dos ositos en la nieve no se pueden resbalar, dos amigos que se quieren... puag...

Las amistades están sobrevaluadas.
Ocurren en la infancia, en la adolescencia, y tal vez ya debe hablarse de amigos en la temprana juventud, pero hasta ahí.

Cruzando esta línea hay que ser honestos. Comienza la competencia por los puestos, los salarios, las parejas sexuales, el dinero. Y el término amigos sólo flota sobre los grupos sociales de estos humanos que al primer descuido se traicionan, se meten sexualmente unos con otros, unos contra otras, otras contra unos, y así van terminando -incluso- en dramas o melodramas, dependerá de tu ánimo endulcorante.

Ya en la adultez no existen las relaciones de amistad entre hombre y mujer, o entre mujer y mujer, o entre hombre y hombre, ya que siempre la palabra sexo y el acto sexual, estarán presentes únicamente en espera de que alguien otorgue una señal de: Voy a permitir que pase. O peor aún: Intentaré que ocurra. Y entonces dependiendo de la respuesta de la otra parte, las cosas referentes a la amistad quedarán en entre dicho.

Triste es que cuando ciertas personas acaban no queriendo aceptar que lo que construye una sociedad no son las amistades sino las colaboraciones.

Incluso eso son las parejas, desde el matrimonio hasta las del poli amor... Dos funcionamos mejor que uno solo para la sobrevivencia, desde el terror a la soledad, hasta en lo económico (no sé qué será más terrible). Y se construirá respecto de tres pilares: Respeto, admiración, cariño.

Porque se trata de colaborar con el otro. El compañero, la compañera, o la pareja. No hacerle mal, no dañarlo.

Cuando dos adultos ya no tienen cosas en común en las cuales colaborar hacia un mismo objetivo, la separación es necesaria.

Pero los ideales de amistad, tan arraigados en los cerebros, en los genes de algunos, les hacen sentir que toda separación es un drama. Y salen con: Pero por qué me tratas así, si éramos amigos. O incluso con el: Ya no podemos ser amigos.

Y esos ideales de lagrimeos y quejas que nada aportan a las personalidades sanas.

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