Un pueblo que se va desdibujando

Primero fue el intento de cambiar de nombre a un tramo del bulevar Costero, para ponerle “Baja 1000”. Enseguida quisieron poner el nombre “Sal Fish” a otra calle. Luego intentaron iniciar el “Museo del Off-Road” en terrenos y espacios públicos, tanto del Centro Estatal de las Artes de Ensenada como de la Secretaría de Turismo. Fracasaron, pero insistieron proponiendo que en el Riviera se estableciera el “Salón de la Fama Off-Road”. El rechazo a estas iniciativas fue generalizado por parte de la ciudadanía ensenadense.

Finalmente lograron algo; el “paseo de la fama del off-road”, en un espacio también público, con los nombres de los corredores de carros que más han destacado en destruir los espacios naturales de Baja California.

La iniciativa es realmente vergonzosa y deja ver, de manera muy preocupante, cómo un grupo de empresarios y funcionarios públicos, dejándose llevar por el dinero, promueve la ignorancia y el culto a antivalores extranjeros. La justificación a esta aberración es la supuesta derrama económica que dejan las carreras fuera de camino. Quienes más promueven esto son la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado, así como Proturismo y otras dependencias municipales.

Ya desde hace muchos años se ha estado promoviendo en nuestro país el desconocimiento de nuestra historia, tradiciones y raíces, así como otros valores éticos y humanos. Esto con el fin de lograr una sociedad ignorante, sumisa y fácilmente manipulable.

Este desmantelamiento de la mexicanidad se ha venido dando desde altas esferas gubernamentales, especialmente la Secretaría de Educación Pública, con el fin de facilitar la venta de nuestro país y la entrada a intereses que nos son ajenos. Desde hace tiempo nos gobierna una clase política esencialmente traidora que no ha dudado corromperse y favorecer todo tipo de intereses extranjeros, especialmente de los Estados Unidos.

Las personas a las que les gustan eventos como la Baja 1000 y la Baja 500 no les importa que se violen leyes y se corrompan autoridades con tal de que las carreras se sigan efectuando. No les importa que afecten gravemente la naturaleza y en cada evento muera gente y ocasionen un caos en la ciudad. No les importa el pésimo ejemplo que transmiten a los jóvenes y a sus hijos. Lo que les interesa es que las carreras se hagan cueste lo que cueste. Esto nos demuestra que la promoción de la ignorancia y el ocultamiento de tradiciones y raíces está siendo eficaz.

Ya hay un buen número de ensenadenses (por suerte no la mayoría) que prefieren que nuestra tierra se llame “Baja” y no “Baja California” y menos aún “California”, que es su nombre original, siguiendo los dictados que llegan desde Estados Unidos. Aún más, no les importa las condiciones humillantes que acepta el Ayuntamiento para que se realicen las carreras y que el dueño de ellas sea un racista seguidor de Trump que detesta profundamente a los mexicanos. Prefieren que sus derechos y los de sus hijos se violen, pero que las carreras se hagan.

Es triste ver a un pueblo que cada día se va diluyendo.

carloslascano@hotmail.com