BAJO PALABRA

El maestro inolvidable

Por Hadassa Ceniceros
viernes, 24 de noviembre de 2017 · 00:00

Era la primavera de 1959 en el grupo de cuarto año de la Escuela Federal Álvaro Obregón de Tijuana, a cargo de la profesora María del Carmen García Rebolledo, se presentaba el examen final del Instituto de Capacitación del Magisterio, del alumno Francisco González Lujano. Llegó a nuestro salón integrado sólo por niñas un joven con traje oscuro llevando un paquete de material didáctico, el cual colocó en el escritorio. Saludó, se presentó y siguió con la entrega a cada alumna de un cartoncillo azul con una hoja de alguna planta y una navaja de un solo filo sujeta en la parte superior sujeta con una cinta engomada.

El joven inició así una clase de botánica describiendo las partes de una hoja e invitando a las alumnas a diseccionar la hoja parte por parte de acuerdo a la explicación con el nombre específico de cada una.

Ese fue el primer encuentro que tuve con el profesor Pancho. El segundo encuentro lo tuve ese mismo año en el período de inscripciones en el poblado de El Sauzal a donde llegamos a vivir el verano del mismo año. Era él director interino de la escuela primaria Artículo 123.

Me reconoció por mi boleta y contó a los presentes en la oficina que era yo testigo de su examen profesional como profesor de educación primaria.

Resultó ser el maestro de Quinto Año grado al que me inscribí. Durante dos años fue maestro de 5to. Y 6to grados.

Oriundo de La Paz en aquel tiempo Territorio Sur, fue un elemento que contribuyó a la formación de varias generaciones de egresados de la primaria de El Sauzal. Tenía buen humor y se adecuaba a las formas de ser de jóvenes, le gustaban algunos motes que tenían los chicos -bueno no tan chicos- El Palillo Valdés, Cuate Ramírez, Balilo Velasco, Bebo Salgado, por nombrar algunos.

El profesor Pancho era un magnífico relator, su inclinación por la historia hizo que estas dos expresiones surgieran sus cualidades para ser un muy buen profesor de Historia.

El maestro González Lujano, contribuyó de manera generosa a hacer de mí - en parte- mucho de lo que logré hacer como profesional.

Lo saludé hace pocas semanas comentando noticias recientes, como siempre que nos encontrábamos narró a sus acompañantes que yo estuve presente en su examen, etc. etc.

Nos despedimos con un beso, ese fue nuestro adiós.

...

Comentarios