LUCES DE LA BAHÍA

La tercera edad

Por Juan Zamora Hernández
sábado, 25 de noviembre de 2017 · 00:00

Cuando nos referimos a la tercera edad, o sea, el principio de la senectud, o en otras palabras, cuando empieza la vejez y nos toca jubilarnos después de haber trabajado por años, nos hacemos una serie de ilusiones o proyectos de lo que vamos hacer cuando esto suceda.

Que nos vamos de vacaciones, que ahora sí voy arreglar la casa, que me voy a dedicar a pintar toda la casa, que voy arreglar el jardín; esto es cuando la pensión que vamos a recibir es regular, pues se hacen planes para viajar alrededor del mundo, iniciando nuestro viaje al viejo continente o Asia o Australia, América del sur o el Caribe. En fin, que nos llenamos la cabeza de miles de proyectos o ilusiones de lo que haremos cuando dejemos de tranajar.

Estos pensamientos sólo son para los que ganan o tienen un salario que les permita realizar uno de estos sueños, porque los que ganan el salario mínimo -aun con el fabuloso aumento que acaba de hacer la Comisión Nacional de Salarios Mínimos de ocho pesos-, no le van a alcanzar su pensión ni para comprar calzones, y menos van a tener para hacer cualquiera de los proyectos mencionados líneas arriba.

Pero recuerden que el hacer un viaje o dos cuesta dinero y tiempo. Así es que al regresar del paseo y pasado algún tiempo se van a tener que ocupar en algo. Y aquí está el problema, y la pregunta de rigor es: ¿Y ahora qué hago?

Conocí a dos personas a quien estimé mucho, quienes al principio de su jubilación uno se fue con su esposa a Europa; me contó que se la pasaron de fábula. El otro también se dedicó a viajar, pero él y su esposa lo hicieron para conocer algunos estados de la republica que no conocían, así como viajar en el famoso tren “El Chepe”. También regresaron muy contentos del viaje.

¿Pero después qué pasó con ellos? Sencillamente se abulonaron o se ostionizaron, pues se encerraron en sus casas, donde de vez en cuando salían a alguna fiesta, evento social o hacer unas visitas, pero nada más. Este encierro voluntario de parte de ellos, pues las damas acostumbradas al quehacer de la casa seguían con su rutina, al poco tiempo se enfermaron y a vivir a base de píldoras, medicina y recomendaciones caseras de toda clase para cuidar su salud. Hasta que les tocó el turno final y que se van… q.e.p.d.

Por eso yo les hago una sugerencia a todos los que se jubilen: que de ninguna manera se ostraricen, que busquen un trabajo en el que se vean obligados hacer todos los días de todo el año; claro, esto después de haber descansado y de haber viajado por donde querían hacerlo, pero de ninguna manera se la pasen encerrados viendo televisión. Hagan planes futuristas, en el que puedan desarrollar lo que aprendieron durante toda su vida, vendan naranjas o chicles, pero les recomiendo que mantengan sus mentes ocupadas en algo positivo y que sea casi obligatorio. Nada de que lo voy hacer mañana o después, hay que hacerlo hoy mismo y dejar algo para el siguiente día.

Estimados amigos, esto sólo es una sugerencia. Porque recuerden que cada cabeza es un mundo y que estamos en un país libre y cada quien puede hacer lo que le venga en gana.

Con un atento saludos para todos ustedes. Hasta la próxima. D.M.

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