Conocimiento y Crecimiento

La generación de conocimiento, su pertinencia para el desarrollo, y su aplicabilidad productiva y social, es la base actual del crecimiento y desarrollo de la sociedad. Esto es especialmente cierto en aquellas actividades económicas que conforman economías de conocimiento. En ellas, este insumo determina la mezcla óptima de sus factores, su tasa de crecimiento, eficiencia productiva y competitividad, así como el bienestar de los colectivos.

Aunque lo anterior explícitamente consigna ese bien al desarrollo económico social de ellos, como sus destinatarios, no se observa su cumplimiento con la fuerza y efectividad demandada por el crecimiento y modernidad del país.

En este contexto y dado su sistema de investigación y de educación superior, razonablemente extensa, robusta, y presente en los más diversos temas, cabe reflexionar sobre la posibilidad de sinergizan sus esfuerzos en torno a ese objetivo.

Es decir como propiciar economías de escala, abusando del concepto, -eficiencia productiva-, en la generación de conocimiento pertinente, innovativo y útil, al desarrollo nacional. Esto es, reflexionar sobre un proceso que propicie la optimalidad asignativa de los recursos escasos, -existentes-, del capital físico y humano del sector académico, bajo criterios de utilidad y pertinencia al propósito antes enunciado.

En este sentido anotamos un paso inicial, un paso que consistentemente con sus haberes actuales lleve sus acervos de conocimiento aplicado y desarrollo tecnológico hacia la frontera de su desarrollo definida por esa modernidad. Una propuesta que signifique erogaciones menores y voluntades mayores, para alcanzar ese propósito resolviéndolo como un problema de asignación optima de recursos escasos, costosos y de usos competitivos excluyentes. Nuestra propuesta implícitamente propicia calidad, innovatividad, pertinencia y aplicabilidad del conocimiento al objetivo en comento.

Proponemos como eje de tal dirigismo la interacción estrecha, dinámica, entre las universidades autónomas, sus institutos de investigación, y la red de centros Conacyt, con los centros de investigación sectoriales. Las tres redes forman una triada interactiva para la generación de conocimiento e innovación necesaria para el desarrollo local, regional, y nacional, profundizando sus ventajas comparativas y resolviendo sus comunes denominadores, esenciales para agendas comunes y políticas públicas ponderadas por las diferencias en culturas, recursos, vocaciones de desarrollo y potencialidades.

Así en ese mosaico de diversidades, en cuanto a la pertinencia y aplicabilidad del conocimiento proponemos un cuarto elemento, actuante sobre la triada anterior que le aporte el dirigismo necesario. Este elemento lo concebimos como una red de centros de productividad sectorial, regionalizados, actuantes como una correa de transmisión de temas de interés al desarrollo y bienestar de la nación hacia la triada del conocimiento, para su procesado y solución académica robusta y eficiente.

Finalmente argumentamos que tales centros serian, también, un instrumento útil para la formulación de políticas de desarrollo y en general sostenemos que la asignación interactiva y el dirigismo propuesto propiciarían el desarrollo en los diversos sectores económico sociales del país, fortaleciendo, por ejemplo, el sector manufacturero, Pymes, agrícola, pesquero y ganadero, entre otros.