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La desalación, ¿alternativa para Ensenada?

Por Dr. Felipe Correa Díaz*
sábado, 23 de diciembre de 2017 · 00:00

Desde hace varios años se observó que la demanda de agua en la ciudad de Ensenada iba a rebasar la cantidad de agua disponible. La ciudad demanda 900 litros de agua cada segundo (lps) y tiene disponible unos 820, por eso, no todos tienen agua, todo el tiempo; por eso el descontento. Se necesita más agua… ¿de dónde?

La desalación es una alternativa. En el mundo se producen más de 760,000 lps de agua potable por desalación (2014). Respecto a su aplicación en Ensenada he leído muchas opiniones, la mayoría resaltan “grandes desventajas”; que es costoso, que demanda “mucha” energía y que puede generar una “catástrofe ambiental”.

Don Quijote dijo “Las comparaciones son siempre odiosas” pero para entender un poco el sentido y la proporción de las opciones, vamos a comparar:

INVERSIÓN. El proyecto de la planta desaladora de Ensenada de 250 lps, se estima en casi 600 millones de pesos. La construcción del acueducto Tanama-Valle de Guadalupe, tiene un estimado inicial de 1,500 millones de pesos; habilitar el acueducto ya existente para conducir, 100 lps, de Tijuana a la Misión-Ensenada, “flujo inverso”, se estimó en 92 millones y al final se han gastado 155 (4vientos). Una planta desaladora es costosa, los acueductos también.

ENERGÍA. En una desaladora, para producir 1000 litros de agua potable se consumen de 2.6 a 3.5 Kwh de energía eléctrica. De nuevo las odiosas comparaciones, el agua que se conduce por el acueducto del Río Colorado de Mexicali a Tijuana, cada 1000 litros consumen 4.2 Kwh. Ahora Ensenada va a recibir agua de Tijuana por el “Flujo Inverso”, entonces hay que sumar de Mexicali a Tijuana, la energía para conducir el agua Tijuana-La Misión-Ensenada. Producir agua potable por desalación consume energía, importar agua… también.

IMPACTO AMBIENTAL. El proceso de desalación produce dos flujos casi iguales, uno de agua potable y un flujo concentrado en sales o salmuera que se regresa al mar y se debe de dispersar rápidamente para evitar impactos, esto se logra mediante difusores en zonas donde no afecte los ecosistemas, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana recién redactada y en revisión. En el Valle de Guadalupe la sobreexplotación de agua y arena ha desplomado el nivel freático 20 metros, donde las raíces de los viñedos y de árboles no lo alcanzan y por eso han entrado a un nivel superior de riesgo (4vientos). Desalar implica un riesgo que se puede atenuar, sobreexplotar agua también implica riesgos que pueden ser irreversibles.

Desalar es una alternativa viable para abastecer agua, además es necesario promover el reúso, corregir malos hábitos de consumo, promover la investigación y aplicación de nuevas tecnologías que generen agua potable con un menor costo social y ambiental.

*El autor es profesor de la Facultad de Ciencias Marinas de la UABC.
 

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