La FIL para aprendices

En la semana anterior visitamos la ciudad de Guadalajara mi esposo y yo, juntos por primera vez sin hijos pequeños. Pensamos que serían buenas fechas para visitar la Feria Internacional del Libro.

Como buenos amateurs llegamos sin información, salvo algunas fechas de presentaciones de autores premiados que leí en periódicos nacionales.

La magnitud del evento nos dejó apabullados, tomamos un programa de actividades para todo el evento e iniciamos nuestro recorrido, pensamos seguir cierto orden. Esa idea fue rebasada al encontrarnos de un pasillo a otro con editoriales que nos llamaban la atención. El recorrido se convirtió en un paseo zigzagueante, en menos de dos horas seguíamos sin mucho avance en nuestra caminata-exploración y ya me había gastado la mitad de mi presupuesto para libros (que era realmente poco).

El evento reunía a personalidades de la literatura, política, ciencia y arte que cruzaban ante nuestros admirados ojos.

Mi esposo que buscaba El Infierno de Dante se alegró cuando encontró La Divina Comedia completa y ahí terminó su compra.

El tercer día en que asistimos fue el día que visitaron la Expo estudiantes de preparatorias y secundarias, aquello fue horrible, camiones y más camiones llenos de jovencitos rebosantes de energía disfrutando de un día libre. Entraban en filas interminables por todas las puertas. Una vez dentro ocuparon pasillos, sillas bancas. Sentados en el piso comieron sus bocadillos. Nosotros, personas de la tercera edad en más de un momento estuvimos a punto de perder el equilibrio.

Por otra parte, el ejército de jóvenes asistentes para apoyar la FIL podía decir dónde estaban las puertas de salida o los baños, pero no podían dar orientación sobre textos o editoriales. Preguntamos la editorial Paidós, el joven mostró la pantalla de la computadora donde buscó Pie Dos, le aclaramos el nombre y entonces encontró la ubicación del stand.

La FIL, es un espacio de muchas editoriales reunidas, no es un sitio de ofertas especiales. Lo más interesante quizá es asistir a las conferencias, foros y presentaciones de personalidades como Fernando del Paso, Paul Auster, Sergio Ramírez, entre muchos, esos eventos tuvieron un costo y la asistencia fue rebasada con anticipación.

Finalmente, en el mar de libros hubiese sido bueno tener el tiempo, los recursos y la energía para, pasar por cada una de las editoriales de nuestro interés y adquirir todos los textos posibles.

Terminé comprando nada más seis libros, dos de poesía, dos novelas, uno de cuentos y un relato, además de un folleto de Auster.

Ahora no sé cuál de todos leer primero me refiero a las novelas o relatos porque la poesía como el vino se disfruta a pausas suaves.