ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

La alfarería prehispánica en el norte de BC

Por Arqlga. Gengis J. Ovilla Rayo*
jueves, 28 de septiembre de 2017 · 00:00

El desarrollo de las técnicas alfareras fue un gran avance para las sociedades humanas ya que éstas implican conocimientos físico/químicos particulares para transformar la arcilla (blanda y plástica) en cerámica (sólida y resistente) a través de la exposición al calor de manera controlada. La novedosa tecnología permitió generar a voluntad nuevos recipientes con variadas formas, tamaños y diseños para transportar y almacenar líquidos y granos, realizar la cocción de alimentos, servir como contenedores, así como para manufacturar adornos, figurillas y muchos objetos más.

Entre las evidencias más antiguas de artefactos manufacturados en arcilla cocida se pueden contar las figurillas de animales y Venus encontradas en la República Checa que datan de hace aproximadamente 28,000 años; en el lejano oriente se registraron vasijas de barro en un sitio arqueológico de Japón con una antigüedad de alrededor de 12,500 años. En nuestro país -específicamente en Mesoamérica- se ha considerado que a partir del 2,500 a.C. es cuando inicia el empleo de la tecnología alfarera, momento que marca un antes y un después en el modo de vida de aquellas antiguas sociedades pues es la época en que se gestan las primeras aldeas iniciando así la vida sedentaria.

En Baja California también se ha registrado el uso de utensilios cerámicos por las sociedades prehispánicas que la habitaron. La presencia de estos materiales junto con el uso del arco-flecha y la práctica funeraria de cremación marcan el inicio del periodo que los arqueólogos conocemos como Prehistoria Tardía, esto tuvo lugar hace aproximadamente 1500 años. En la gran mayoría de los campamentos-concheros de la zona noroccidental del estado se tienen documentados fragmentos de vasijas; los sitios que han sido excavados muestran que la cantidad de tiestos es mínima en comparación a las miles de piezas de piedra recuperadas. Las formas identificadas son, generalmente, ollas semiglobulares y cuencos sencillos, muchos de ellos sin decoración, aunque existen unos cuantos ejemplares con diseños geométricos ya sea pintados en color rojo o incisos.

La función principal de estos recipientes era para cocinar y guardar alimentos, en la superficie exterior se pueden observar las manchas de hollín dejadas por la exposición directa y prolongada al fuego, otros fragmentos de vasijas muestran capas de hollín al interior que tal vez fueron utilizadas para tostar semillas con las mismas técnicas que las fuentes etnográficas refieren, éstas son el uso de brazas o piedras de granito calientes depositadas al interior de las vasijas para el cocinado de los alimentos. Además de servir como recipientes para almacenar líquidos y comida, las vasijas eran ocupadas como urnas funerarias, pues existe información de que los restos de individuos cremados eran colocados en su interior, dichas vasijas eran enterradas o llevadas a alguna cueva o resguardo rocoso como destino final. El uso ritual de las ollas de barro está muy bien documentado entre los Yumanos de la Sierra Peninsular del condado de San Diego, sin embargo hasta la fecha este dato no se ha registrado en la costa del Pacífico bajacaliforniano.

Con los datos que tenemos al momento es palpable que la tecnología alfarera fue un elemento cultural que se integró al estilo de vida seminómada nativo durante la Prehistoria Tardía. Probablemente con la llegada de los misioneros españoles en el siglo XVIII se modificaron las adaptaciones que se estaban gestando en las poblaciones costeras con el uso de recipientes cerámicos, afortunadamente la tradición alfarera sobrevivió al nuevo estilo de vida conservándose hasta el día de hoy en las actuales comunidades Yumanas.

*Inv Cinah-BC

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