LA BUFADORA

BUFADORA

Por El Mosquito
miércoles, 3 de enero de 2018 · 00:00

Cuchillito de palo
Al igual que Pelayo, ¿Gilberto Hirata seguirá sin ser castigado?

Pronósticos políticos
Si el reducido grupo de hombres y mujeres que integran la privilegiada clase política mexicana en el poder, incluidos los que se dicen de oposición y llevan años viviendo del sistema, no modifican sus costumbres autoritarias e insisten en enriquecerse a costas del erario, 2017 puede ser el preámbulo de cambios radicales que vendrán en el corto plazo, que pueden ser pacíficos si prevalece la inteligencia y la honestidad, de lo contrario habrá que pagar -otra vez- una elevada cuota de sangre, mayor incluso que la provocada por el crimen organizada durante los dos últimos sexenios.

Hace dos años, en el 2015, fue una especie de flashazo para los partidos políticos, que en la elección federal intermedia no se preocuparon por la caída de su voto duro; sin embargo, en el 2016 la fotografía era reveladora y confirmaba que la mayoría de los ciudadanos ya no confía en la democracia representativa ni en los partidos políticos, cuya clientela se redujo hasta casi tocar fondo.

Y aunado a esta tendencia, los ingredientes económicos de este 2017 son altamente volátiles, aunque las autoridades financieras presuman que los indicadores de la macroeconomía mexicana son estables, lo cual contrasta con la exigua cantidad de dinero que hay en los bolsillos de la mayoría de los residentes del país.

Con incrementos en los energéticos, las tarifas de agua, el predial y otros servicios que proporcionan los tres órdenes de gobierno, el ánimo social no está para que nos pidan más sacrificios y ajustes al cinturón, cuando nuestras autoridades se aferran a vivir en la ficción política y la economía artificial.

¿Qué hacer para que esta situación cambie? Lo primero que se requiere es un diagnóstico certero para saber cómo fue que llegamos a esta condición de crisis, pobreza, desigualdad, estancamiento y mediocridad. Ensenada es el mejor ejemplo, porque resulta que nadie se explica el por qué el municipio va de reversa. Todos le echan la culpa a la corrupción.

Sin diagnóstico es imposible elaborar un mapa para definir la ruta que nos lleve a un destino de prosperidad, y otro ejemplo contundente y muy regional es el abasto de agua, dado que siendo el problema número uno desde hace tres décadas, todavía no se resuelve. Durante 30 años se propuso, analizó y discutió qué se debía de realizar para garantizar el suministro del vital líquido a la población, pero en ese tiempo no se invirtió en la infraestructura que se necesitaba; ni se construyó el acueducto y las plantas desaladoras apenas están en proceso. Hoy costará cientos de millones renovar las redes de distribución, modernizar las plantas de tratamiento, construir las desaladoras y reusar el agua. ¿Qué les parece proseguir hablando del tema otros 30 años sin hacer nada?

Enfoque y visión
Sin un diagnóstico que nos explique nuestra cruda realidad, ni mapa de navegación, es fácil entender por qué cada tres años las autoridades municipales se distraen en frivolidades y repiten las mismas prácticas que sus antecesores, y lo peor es que se enferman de inmediato de vanidad, comienzan a flotar y se dedican a llevar a cabo pequeñas acciones, nada trascendente ni de impacto social, porque carecen de enfoque y eso limita su visión de largo plazo; resuelven problemas chiquitos.

Los regidores del nuevo Cabildo tienen la obligación de hacer las cosas diferentes y mejor que los anteriores representantes populares, y ello implica que elaboren las conexiones necesarias para que los cuatro pisos de esa torre de Babel que es el Palacio Municipal se comunique entre sí y con el edificio de enfrente, donde despachan los delegados del Gobierno del Estado.

Los funcionarios públicos al servicio del Estado y el XXII Ayuntamiento tienen que cumplir con eficiencia con sus atribuciones y facultades legales, pero si le dedican más tiempo a la grilla partidista y soñar en futuros cargos el costo social será muy alto.

La mancha urbana de este puerto y el resto del municipio acusan los efectos del abandono y la corrupción, pero lo más preocupante es que teniendo a una importante comunidad científica, esas mentes brillantes no quieran ensuciarse los zapatos ni pagar su deuda social. ¿Cuántos investigadores del Cicese, UABC y la UNAM, así como de las universidades privadas establecidas en la plaza ocupan cargos públicos de alto nivel o inciden en decisiones trascendentales?, ¿cuántos de ellos denuncian abiertamente lo que se hace mal o proponen soluciones concretas?

El gobierno se debe profesionalizar, pero si no están los mejores, entonces que nadie se extrañe que sigan en el gobierno los oportunistas de siempre.

Para quien dude
Para confirmar que esta columna se publicó hace un año, consulte la liga:
http://www.elvigia.net/columnas/bufadora/2017/1/2/bufadora-260147.html

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