DESDE EL VIGÍA

Vivir en la zozobra

Por Editorial El Vigía
lunes, 19 de febrero de 2018 · 00:00

La violencia hacia la mujer es sin duda uno de los problemas que se debe combatir hacia ser un sector vulnerable, en el sentido que no se puede comparar la fuerza que tiene con la del hombre, aunque sepa defenderse por sí sola siempre habrá una diferencia.

El machismo ha sido, en muchas comunidades, el problema más grande en el que se considera que la mujer sólo está para servir al hombre, sin embargo, con el paso del tiempo se ha ido avanzando en materia de equidad y las damas han sufrido por darse a respetar y estar en igualdad de circunstancias.

No obstante, siempre lucharán con personas que piensan de manera arcaica o en su defecto, que no tuvieron los valores y la educación necesaria en el hogar para respetar a la mujer, siendo que todos (queremos suponer) tuvieron una madre que los criara.

Violentar los derechos de las mujeres ha sido un acto que hay que combatir, porque tanto hombres como damas tienen los mismos derechos y obligaciones en la sociedad, pero no siempre ha sido de ese modo.

Además de violencia doméstica, laboral, acoso y demás, hay que agregar el plagio para trata de blancas y es ahí donde hay que parar para analizar el daño que se hace con las personas; golpear el autoestima para reducirlo en un bulto en la sociedad es tan delicado como asesinar.

La tarde del pasado sábado y aquí en Ensenada una joven madre y con un bebé de meses de nacido pasó un viacrucis, al ser privada de su libertad en su propio vehículo y pasar las tres horas más difíciles de su vida, quien pensó que sería la última vez que vería a su hijo.

La mujer relató que cuando estacionó su auto muy cerca de la comandancia de la DSPM en la calle Novena y ella desabrochaba a su hijo de su porta bebé, un hombre se le acercó y la obligó a subirse a su auto en la parte trasera, mientras el individuo tomó el volante y condujo por varias horas y colonias de la ciudad, haciendo llamadas a un número que nunca le contestaron.

El hombre no quiso dinero ni su auto, tampoco la dejó bajarse del mismo; el hombre quería a los dos ¿con qué fin? Aún es incierto, pero suponen los oficiales de la DSPM que fue para vender al niño y ofrecer a tratantes de blancas a la joven.

Luego de varias vueltas en el auto, la joven decidió agarrar una lanilla, enrollarla y con ella tratar de ahorcar al sujeto, quien despavorido decidió bajarse del vehículo a media calle.

Ya uno no puede andar tranquilo y sin miedo en la calle. Es una gran tarea para las autoridades combatir esto. Ya basta.
 

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