ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Un entierro infantil prehispánico en el litoral bajacaliforniano

Por Arqlga. Gengis J. Ovilla Rayo*
jueves, 17 de mayo de 2018 · 00:00

Localizar espacios funerarios en las localidades arqueológicas de la costa del Pacífico Norte bajacaliforniano no es una tarea fácil. Sabemos por los diferentes trabajos realizados en la zona, que los antiguos habitantes de estas tierras costeras realizaban las exequias (ceremonias religiosas que se celebran por un difunto), y depositaban los restos mortales de sus familiares dentro de los campamentos habitacionales y que, generalmente, eran sepultados en la zonas más profundas de los sitios, con el cuerpo flexionado y protegidos con metates o piedras.

Como estos elementos quedaban enterrados debajo del suelo del campamento-conchero, entre fogones y demás áreas de actividad y ante la falta de un indicador superficial que pudiera orientar sobre la existencia de estos espacios mortuorios su descubrimiento, se vuelve una empresa complicada y en algunos casos se ha dado de manera fortuita.

Desde la década de 1990 se han registrado poco más de una docena de contextos funerarios, la mayoría corresponden a entierros directos de individuos adultos y solamente tenemos registro de tres individuos infantiles, uno de ellos fue descubierto recientemente -en la primavera de 2016- durante las investigaciones llevadas a cabo en un extenso campamento-conchero en el área de Costa Azul-La Jovita. Los restos óseos se encontraban descansando sobre el suelo rocoso y estaban cubiertos por cinco piedras medianas de basalto, dichas rocas se colocaron de tal forma que tapaban totalmente al infante que fue dispuesto con el cuerpo flexionado sobre su lado derecho, ésta práctica funeraria es característica de la cultura costera del sur de California y norte de Baja California conocida como La Jolla.

El pequeño esqueleto se encontraba en buen estado de conservación y se pudieron observar a detalle el cráneo, los huesos largos, vértebras, costillas, pelvis y algunos huesos de las manos y pies que estaban en proceso de osificación, dicho proceso es propio en los esqueletos de individuos que no han logrado la madurez biológica.

Los estudios antropofísicos realizados por la Dra. Liliana Torres Sanders, Antropóloga Física adscrita a la Dirección de Antropología Física del INAH, revelaron que el entierro corresponde a un infante de entre 5 y 7 años, que probablemente sea del sexo masculino y que en vida padeció una fuerte infección (meningitis) que dejó huella en la parte endocraneal (superficie interna del cráneo).

La meningitis es una infección viral o bacteriana que inflama las membranas que rodean el cerebro provocando dolor de cabeza, fiebre, vómitos que al no tratarse adecuadamente puede causar la muerte.

A la par del estudio osteológico se efectuó un análisis de radiocarbono de una muestra ósea de nuestro pequeño individuo, datando su muerte hace unos mil años, este resultado corrobora una aseveración que investigadores mexicanos hemos venido planteando en años recientes, la milenaria cultura costera de la región conocida como La Jolla no desapareció del todo a la llegada de los grupos yumanos procedentes del Este, sino más bien algunos elementos de cada cultura arqueológica parecen haber coexistido e interactuado, entre éstos se encuentran las prácticas funerarias de inhumación (La Jolla) y cremación (yumanos). Nuevos datos arqueológicos de futuras investigaciones sin duda aportarán más información a este interesante tema.

*Investigadora Cinah-BC

nionacutemo@hotmail.com

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