DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

WhatsApp

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 24 de mayo de 2018 · 00:00

WhatsApp Messenger es un programa gratuito y multiplataforma de mensajería y voz. La aplicación permite el envío de mensajes de texto y llamadas de voz, así como llamadas de video, imágenes y otros medios, documentos y ubicación del usuario. La aplicación se ejecuta desde un dispositivo móvil, aunque también es accesible desde computadoras de escritorio; el servicio usa números de celulares estándar.

WhatsApp Inc. fue fundada en 2009 por Jan Koum (quien había llegado desde Ucrania a Estados Unidos a principios de los años noventa, sin hablar prácticamente inglés), y que había sido anteriormente el director del equipo de operaciones de plataforma de Yahoo! y el antiguo jefe del equipo de ingenieros de Brian Acton.

Este maravilloso software es muchísimo más que lo mínimamente expresado arriba por Wikipedia (otra maravilla tecnológica). Vino a desplazar y superar en mucho al correo electrónico y otras aplicaciones. Funciona en tiempo real o bien, a decisión del usuario, usarlo en tiempo no real. Se pueden agregar gran cantidad de archivos de texto, voz, imagen u otros, con la mayor facilidad y velocidad inimaginable, esto y mucho más es lo que ha propiciado que prácticamente todas las personas hagamos uso de él.

Todos los grupos etarios, culturales, económicos, hemos sido cautivados por sus encantos y con grandes beneficios. Nos ha permitido trasmitir conocimiento, realizado grupos de crítica, gestión, amistad, trabajo, entretenimiento, apoyo, ha funcionado mundialmente como reportero in situ y sin salario de todos los acontecimientos, dignos o no de retrasmitirse, pero lo mejor, en el momento y creo que sin censura.

Sin embargo no todo es dulzura, como todo en la vida, su uso inmoderado ha acarreado problemas. La trasmisión de pornografía se ha incrementado en forma alarmante, al grado que se ve como anormal aquel que no la ve, esto, como lo he comentado en otras ocasiones, conduce a problemas de personalidad con repercusiones socio-familiares. Entre los más jóvenes, el intercambio de fotos privadas, propicia riesgos de ser víctimas de tráfico sexual.

Voltee usted a ver en cualquier espacio público y en cualquier dirección; caminando, sentados, manejando, con o sin niños, sin importar sexo, edad ni condición, todo portador de teléfono inteligente en diferentes momentos estará inmerso en su océano, enterándose de sus mensajes, los cuales pueden ser de un amigo, colegio de sus niños, vecinos, etcétera, muchas veces de imperiosa necesidad, sin embargo, la realidad es que la inmensa mayoría de sus contenidos son una o mil cosas inútiles: cadenas, saludos, felicitaciones, chistes, deseos, chismes, etcétera, etcétera.

Hay sonidos agudos que la naturaleza nos ha tornado a ser hipersensibles a ellos, como el llanto de un bebé, un claxon, alarma, etcétera, bueno, el sonidito programado que nos informa que hemos recibido un WhatsApp, ha desplazado a todos los demás y hacemos caso a él antes que a otros y es donde se prende el foco de alerta y nos dice “CUIDADO”

Los accidentes provocados por la desatención a lo que nos hemos permitido ser llevados, ha acarreado lamentables pérdidas de personas y recursos, pero lo más lamentable aún, es que estamos perdiendo la capacidad de asombro del aquí y ahora, ya no volteamos a dejarnos impresionar por la naturaleza y el entorno y lo más triste es que estamos dejando de convivir con nuestros hijos, amigos y familiares. Estamos cambiando un saludo, abrazo, beso, palabras, solo por un texto y nos vanagloriamos de decirlo, lo estoy haciendo en tiempo real ¿esto es real? entonces ¿dónde queda lo verdaderamente real, lo palpable, lo tangible?

El WhatsApp es una excelente herramienta, usémosla racionalmente sin que se apodere de nuestro tiempo, vida y atención.

* Médico Pediatra. Represente APROLAM en Baja California
sicardi53@gmail.com

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