Los refranes

Dentro de nuestro lenguaje los refranes guardan gran valor histórico. El repertorio de dichos y frases populares prácticamente se encuentra implícito dentro de nuestro idioma y habitualmente los usamos una y mil veces en automático. En nuestro país los refraneros son diferentes, todo tiene que ver con la zona geográfica a la que pertenecen. Pero eso sí, cada refrán encierra gran conocimiento de experiencias vividas y frecuentemente son evocados para dar un consejo, advertencia o una enseñanza moral.

La primera colección de refranes se le adjudica al Marqués de Santillana, (Don Íñigo Lopez de Mendoza), autor de la obra “Refranes que dicen las viejas tras el fuego”. La verdad, es difícil precisar el origen exacto, cada cultura cuenta con sus propios proverbios, dichos y frases populares, pero eso sí, no hay duda de que las culturas hispanas son las que cuentan con mayor riqueza, en cuanto a su elaboración y cantidad.

Amable lector: en esto de los refranes dudo que alguien nos pueda ganar, los mexicanos somos geniales y ocurrentes cuando de expresarnos se trata. A través de la historia hemos podido constatar que los dichos populares y refranes están en todos lados y en todo momento; recurrimos a ellos en la tristeza, alegría, derrota, cansancio, triunfos, prisas, pereza; se encuentran en todo lugar a lo largo de nuestro actuar. De hecho, existen refranes que a muchos les incomodan, por ejemplo: “No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan”; “Para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”; “Dime con quién andas y te diré quién eres”; “La verdad no peca pero incomoda”; “Candil de la calle, oscuridad de su casa”; “El que calla otorga”; “No todo lo que brilla es oro”; “En el pecado llevaras la penitencia”; “Con la vara que midas serás medido”.

Si todos hiciéramos conciencia desde nuestra trinchera y analizáramos reflexivamente la verdad que encierran estas frases tan comunes y tan repetidas a lo largo de nuestra vida, estoy segura que otro gallo nos cantaría, porque en ellas se encuentran todos los valores que con el paso del tiempo hemos ido perdiendo, por comodidad, por flojera, por ambición, por conveniencia, por ignorancia y por canijos.

* La autora es profesora

lucygarayzar@hotmail.com