DESDE LA NOTARÍA

Septiembre, mes del Testamento

Por Lic. Diego Monsiváis Franco*
miércoles, 22 de agosto de 2018 · 00:00
Dado que empieza de nuevo la campaña del testamento, creo que es necesario regresar a este tema que, aunque ya se analizó el año pasado en estas mismas fechas, no por ello pierde su importancia, ni aún a pesar de que se caiga en repeticiones.

En efecto, el tema es tan amplio que aun cuando se traten aspectos ya vistos, en este caso ni aún la repetición es redundante.

La importancia de hacer testamento supera, con mucho, la de temas legales selectos; y es que su omisión puede llevar a muchas consecuencias nefastas para la familia de quien lo omitió y para la armonía de la sociedad en que vivimos.

Nadie quiere que en su propia familia existan pleitos, divergencias, antagonismos, separaciones, que pueden llegar a lesiones u homicidios. Cualquier padre de familia vería esto como la peor pesadilla de sus vidas. Y lamentablemente, esto sucedió en el pasado, sucede en el presente y la mayoría desearíamos que no pasase en el futuro.

Así que este tema, pese a ser repetitivo, es trascendental, porque para analizarlo deben verse aspectos más humanos que legales; pero cuyas consecuencias sólo pueden encausarse a través de los caminos legales.

Cuando se analizan los problemas que ocasionan las sucesiones sin testar (sin testamento), se notan dos elementos candentes que coinciden en estos conflictos: el amor vestido de avaricia. De alguna manera, los hijos piensan que a los que más hereden son a quienes más amaban los padres; y así, pensando en el otro aspecto, todos los hijos opinan haber sido los predilectos de su padre o madre y, por lo mismo, quienes mayor derecho tendrían a la herencia… Y ahí empieza el conflicto.

Citando sin dar detalles una experiencia que me tocó presenciar, un grupo de hermanos que esperaban en los pasillos de los juzgados a ser llamados para ser declarados herederos, uno de ellos les dijo a los restantes: “Ustedes bien saben que el rancho era para mí, pues frente a ustedes lo dijo muchas veces nuestro padre”. Los demás respondieron negando lo que decía y en el momento menos pensado, estaban liados a golpes. De repente, una patada hizo volar fuera de su órbita el ojo de uno de los hermanos… La audiencia se suspendió y ya no supe qué más pasó…

Todo esto se hubiera evitado, si el padre hubiera hecho su testamento. Nada hubiera quedado en el aire; nadie podría repetir que su padre siempre dijo que… su voluntad había quedado expresa en un testamento, frente a un Notario, y con testigos… Fin de la discusión, fin al desacuerdo, respeto a la voluntad del difunto… paz entre hermanos…

Este episodio que me tocó presenciar ha sido quizás mi mayor motivación para impulsar el testamento, aun en aquella época en que todavía no era Notario. La necesidad de hacer testamento me quedó muy clara en mi mente y, ¿por qué no decirlo?, también en mi corazón.

Actualmente como Notario, aprecio mejor esta verdad y ahora, igual que antes, siempre pido que hagan su testamento.

Como pocas veces, aun el gobierno que es tan miope, alcanzó a ver esta gran verdad y ha impulsado la realización del testamento, mediante una campaña que intensifica durante septiembre cada año, en la que ha involucrado a los Notarios. Y los Notarios creemos en esta verdad, que hacemos patente, restringiendo nuestros honorarios al límite del costo, para facilitar y propiciar que todos los mexicanos hagan su testamento.

Pero, hoy de nuevo, se acabó el espacio, por lo que continuaré la próxima semana, como siempre, llevando la Notaría a sus hogares.

* Titular de la Notaría Pública Número Cinco en Ensenada

diegomonsivais@notaria5ensenada.com

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