LA OTRA HISTORIA

Los malagradecidos

Por Lucía Garayzar Rodríguez*
miércoles, 29 de agosto de 2018 · 00:00

“Tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás.”, -Marco Tulio Cicerón


El ser agradecido encierra uno de los valores más importantes de la humanidad. La gratitud es la actitud que nos permite ser felices desde que inicia un nuevo día. Según el diccionario, ser agradecido significa reconocer un favor o beneficio recibido. Por tanto, ser agradecido es tan fácil como decir: GRACIAS.

Sentir agradecimiento es una emoción que impacta de manera positiva nuestras vidas. Estudios psicológicos han demostrado, que las personas agradecidas mantienen pensamientos positivos y equilibrados, y como consecuencia, van repartiendo cachitos de alegría por donde quiera que pasan, pues el ser de esa manera, les permite desarrollar excelentes relaciones interpersonales con sus compañeros de estudio, trabajo, en su vida de pareja y en general, en las actividades diarias de la vida.

Amable lector: a propósito de agradecer, es lamentable observar como en estos tiempos, la grandeza de dar las gracias ha perdido importancia. Esto ha llevado a un gran número de personas, sobre todo a las que más razones tienen para agradecer, a convertirse en verdaderos malagradecidos.

Detectar malagradecidos no es difícil, los encontramos por todos lados, en las familias, compañeros de trabajo, de estudios, mejores amigos, etc., pero hoy mencionaré sólo a una parte de estos ejemplares, por ser los más despiadados y los más abusivos. Me refiero a algunos personajes de la clase política, a esos que viven incrustados en sus partidos, o brincando a otros con tal de permanecer, a esos que llegan cada tres y seis años, perdón, pero mejor comparación no puedo hacer, (póngale usted el nombre y el apellido que guste, cualquier parecido es mera coincidencia). Porque al llegar a la silla embrujada, no reconocen el valor al esfuerzo o trabajo de los que procuraron su beneficio (colaboradores, electores, etc.).

Estos malagradecidos tienen muy corta memoria (de ayer y anteayer), creen merecérselo todo y no están dispuestos a dar nada, ni siquiera las gracias por estar en donde están. De allí, como bien lo ilustra el periodista venezolano Néstor Aponte, que: “No les importa derrochar, despilfarrar o desperdiciar el esfuerzo, dinero y el servicio de otros, “siempre habrá más para ellos, ese es su derecho”. Su filosofía se resume en el dicho: “con lo que nada cuesta hagamos fiesta”.

Si en realidad queremos acabar con estos especímenes, si queremos una sociedad más consciente, estamos obligados a cambiar como personas, como familia, como vecinos, como políticos, como todo.

Los que trabajan, son los que deben demandar el esfuerzo y el trabajo al otro, antes de dar su favor y su confianza.

Tal vez, de esa forma puedan aprender a valorar lo que se ganan.

* La autora es profesora

...

Comentarios