OPCIONES

Tragedia educativa

Por Blanca Esthela Treviño de Jáuregui
sábado, 1 de septiembre de 2018 · 00:00

Vender las plazas en el sistema educativo nacional no debe ser un derecho de los maestros sindicalizados, ni el derecho de escalafón el criterio fundamental para decidir ascensos. Tampoco se justifican los paros magisteriales en contra de la Alianza por la Calidad de la Educación con el argumento de que se hacen para impedir el inicio del camino a la privatización de la educación pública. La educación pública no se va a privatizar, y los niños y jóvenes deben estudiar hoy, no perder ni un solo día para alcanzar las metas de desempeño que tienen otros países menos favorecidos que México. Los niños sí tienen el derecho de educación, y ningún maestro debe cerrar una escuela, una carretera, o invadir calles, plazas o instituciones.

La calidad de la educación se basa en que la capacidad y preparación de cada maestro debe determinar si es apto para ser contratado por la SEP, y ascendido de acuerdo a su desempeño tomando en cuenta el nivel de respuesta que obtiene de sus alumnos. No importa si es sindicalizado o no, lo que importa es si tiene agallas para ser maestro. Lo importante es si los planes de estudio van de acuerdo con las exigencias de nuestro mundo globalizado, y las herramientas que se utilizan son las adecuadas, y si los maestros saben utilizarlas.

Por la fuerte oposición que ha encontrado la Alianza por la Calidad de la Educación en numerosos sectores de maestros sindicalizados que defienden el punto de que “son dueños de las plazas y pueden heredarlas o venderlas a quienes quieran”, los ciudadanos en general opinan a favor o en contra de ésta Alianza, sin tomar en cuenta las graves consecuencias de que los maestros que se manifiestan en mecanismos de protesta –en ocasiones violentos– dejan mucho qué decir de la capacidad que tenemos como país para resolver conflictos. Sin dialogar para llegar a un acuerdo se toman carreteras, calles, edificios, se inmoviliza el buen funcionamiento de la ciudad y nuestros niños y jóvenes son robados de uno de los derechos más importantes, el derecho a la educación que les permitirá una vida digna.

Querer seguir vendiendo plazas -los maestros- es todo lo contrario a la calidad, al mérito y al esfuerzo que los alumnos han hecho y no lo vamos a negociar; Es urgente empezar a impartir clases en el aula a través de televisión, internet y sistemas nuevos de aprendizaje.

Tal vez a los maestros de casta no les importe trabajar con sus alumnos en bodegas, talleres, garajes, casas abandonadas: están comprometidos con las nuevas generaciones para darles una educación que les permita oportunidades y calidad de vida. La nube de niños que rodean los coches para pedir limosna, o que toca la puerta para pedir un taco es inexplicable en una nación que tiene recursos, escuelas, y gente preparada para vivir de otra manera.

Maestros indiferentes al daño que sufren los alumnos ante la toma de escuelas para manifestar su rechazo a una Alianza que mejoraría el nivel de estudios es más inexplicable aún. La historia de México tendrá qué registrar la mayor tragedia educativa que vivimos por la corrupción sindical de unos cuantos, con el asombroso silencio de los buenos, que son muchos.

Dicen que se necesitan héroes para acabar con la corrupción dentro del SNTE para dar un nuevo giro a la educación en México. Pero no hay personas grandes: sólo existen los grandes compromisos, la voluntad de actuar de acuerdo a los principios de la buena educación, y mucho valor para hacerlo. Dicen también que sólo una revolución lograría un cambio verdadero en el sector educativo. Pero la única revolución verdadera es la revolución moral. Todas las demás son sangre derramada, lágrimas inútiles y más miseria.

Una nación que presume de ser demócrata está en apuros: para que exista la democracia debe existir la educación. Es el requisito indispensable. La educación es imprescindible tanto para identificar los problemas del país como para resolverlos de acuerdo al bien común. Sólo que en varios estados la educación está en huelga.

La Alianza es un modelo que no pretende transgredir los derechos alcanzados, por el contrario, es una vía moderna para que los maestros gocen un amplio reconocimiento social y económico por su esfuerzo, se impulse un plan de profesionalización permanente, y se reafirme la defensa absoluta de la educación pública, laica, gratuita y de calidad.

En los próximos años se decidirá si México va a ser un país de mexicanos, o de mendigos.

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