Las reformas estructurales

sábado, 19 de octubre de 2013 · 23:40
Las reformas en las estructuras del país avanzan a paso de cansancio. 
Enfrascados en disputas políticas de toda especie, los mexicanos hemos aprendido a vivir con la expectativa de lo que siempre está por suceder, en un país que vive rehén de sus propios demonios.
Exorcizados desde la revolución con el fantasma de los pleitos por el poder, México vive atrapado en sus propias reformas estructurales desde hace décadas. 
Reformas que al final del día no llegan nunca a volverse anhelos materiales, como aquellos con que soñó la revolución.
Hoy ya no corremos a caballo por las praderas y los desiertos de Sonora o Chihuahua, pero vivimos atrapados en el fantasma de los partidismos, que llevan al país a correr sin rumbo ni plan definido.
Si las reformas que se plantean se materializan habremos llegado al punto que sonaron nuestros padres y nuestros abuelos: ver al país encaminarse por una ruta que nos lleve a todos a vivir tranquilamente de cada centavo, que produzca el trabajo y administrar de manera racional las riquezas que México sí posee y que se malgastan por una ambición desmedida o un sentimiento de inferioridad que nos lleva a creer que no somos capaces de hacer de nosotros mismos un país mejor.
Los mexicanos somos perfectamente capaces de hacer de nuestros problemas un insentivo para caminar por un sendero lleno de luz, que nos lleve a creer en nuestra propia capacidad de ser grandes. 
El partido de futbol del fin de semana nos demostró que aunque no hayamos llegado estamos en la pelea, y aunque en el ámbito deportivo, eso es un signo de fortaleza en el momento en que más la necesitamos.
Los mexicanos podemos ser aquellos héroes que tanto hemos admirado en el pasado.
Resuelta la incógnita sólo debemos esperar a ver los resultados a largo o a corto plazo.
México no tiene por qué vivir atrapado en sus pesadillas, es la hora de salir del sueno eterno y esperar aquellos resultados que tanto necesitamos para ser mejores, para avanzar, para sonar que cada expectativa se puede lograr con el ahínco, con el trabajo, con el esfuerzo de todos los días y todos y cada uno de los sueños que siempre hemos perseguido.
No tenemos más opción que seguir luchando por todos y cada uno de los sueños o de las expectativas que nos hemos formado, o que aspiramos a formarnos en el futuro.
Hasta la próxima.

alfonsotorr@gmail.com

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