El dios rojo

sábado, 19 de julio de 2014 · 21:58
Las normas son muchas y muy variadas. Las leyes son muchas y muy complejas.
Los derechos humanos son prerrogativas universales. Son derechos inherentes a la persona.
Se extinguen con la muerte. Por ser universales y colectivos pertenecen a todo el tejido social.
Hace unos días leí con avidez un artículo que publicara en EL UNIVERSAL, el ministro José Ramón Cossío.
El ministro hacia la diferenciación entre normas y leyes, porque por supuesto no es lo mismo. Una ley es en palabras simples un pronunciamiento obligatorio hacia un sujeto (ciudadano) respecto al estado (autoridad). Una norma es el marco referencial sobre el cual se sustenta dicha ley (constitución).  El derecho es una ciencia. Este principio se estableció desde el derecho romano.
Hoy aunque Roma ya no existe como la conocemos, el derecho sigue siendo vigente. México es un país de leyes que no se cumplen, pero la culpa no la tiene el presupuesto normativo sino la eficacia de los operadores jurídicos (es decir, quienes trabajamos con las normas). Este es un asunto de abogados que no estudian suficiente, de personas que no conocen sus derechos, pero eso no quiere decir que los derechos no sean eficientes. La eficiencia normativa depende de su aplicación y su correcta interpretación. Eso es lo toral.
El análisis de las normas a profundidad, llevaría a interpretaciones correctas que harían la aplicación normativa más eficiente.
Si no hay eficiencia el sistema jurídico sencillamente no funciona.
Es una responsabilidad de todos los operadores jurídicos hacer el sistema más eficiente, más efectivo y con mejores resultados.
Sería bueno para el sistema que los responsables de operarlo lo hicieran más efectivo, y operativo.

alfonsotorr@gmail.com

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