AJEDREZ PÚBLICO

Mitos mexicanos

Por Alfonso Torres Chávez
domingo, 15 de julio de 2018 · 00:00

Ensenada, B. C.

María Félix es uno de los grandes misterios de la mitología mexicana. Mujer de una sola pieza, con cuatro matrimonios, uno de los cuales fue con el compositor mexicano Agustín Lara; las películas de “La Doña” eran de una rudeza y una sensualidad infinita.

Sin ser una actriz con formación, su belleza impactó a un productor de cine en la calle que le ofreció una prueba.

En 1943 María actuó junto a Jorge Negrete en El peñón de las ánimas.

La relación entre Negrete y Félix fue tensa durante toda la filmación, al punto en que Jorge Negrete se negó a trabajar con ella, aunque después se convirtieron en marido y mujer.

De acuerdo con el historiador mexicano Enrique Krauze, autor de María Félix. Todas mis guerras, en una entrevista previa a escribir el libro preguntó a la actriz si guardaba cartas de Negrete o Lara. María hizo un largo silencio. Luego dijo: No. No guardo una sola carta. De nada sirve aferrarse al pasado, si usted quiere escribir algo sobre mí, tendrá que atenerse a mi memoria y a lo que yo le cuente.

Así se publicó el libro Maria Félix. Todas mis guerras, una biografía de la diva mexicana.

Con su muerte México perdió a una de las últimas divas del cine nacional.

Las películas de María Félix llegaron hasta Francia e Italia, países donde su trabajo fue alabado por la crítica europea.

Esto le ganó cierta maledicencia en territorio nacional, sobre todo al pasar largas temporadas de su vida en París.

La vida de María Félix se apagó en 2008.

El mito llegó a su fin.
Con la muerte de María Félix, se cierra un ciclo de la historia del cine nacional.

Después de divas como Columba Domínguez, Marga López o Miroslava, María recordaba a todo un trozo de la historia de México, por su vida, por su historia y por sus maridos (sobre todo por Agustín Lara y Jorge Negrete).

La historia es la maestra de la vida, decía Plutarco.

La muerte de la Doña fue apoteósica, miles de personas llenaron las calles de la Ciudad de México en su cortejo fúnebre, desde su residencia hasta el Panteón francés. Bellas Artes se llenó de rosas blancas, y la ceremonia en el recinto fue todo un hito histórico.

Cada 8 de abril el panteón se llena de flores y se le hace una ceremonia luctuosa que nos recuerda que en México, las divas son parte de una leyenda histórica viviente.

Hasta la próxima.

alfonsotorr@gmail.com
 

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