COLUMNAS

Enterramientos en cuevas costeras

Mtra. A.F. Martha Elena Alfaro Castro*
jueves, 25 de febrero de 2016 · 00:00

En los años cuarenta, el arqueólogo William Massey excavó tres cuevas en la zona costera  de la región del Cabo, B.C.S. El fechamiento de los materiales evidenció una ocupación humana en ellas de entre 1200-1700 d. C. Los antiguos cazadores recolectores de esta región tenían un complejo ritual funerario que incluía dos etapas: una primera, en la que el cuerpo era enterrado en algún sitio designado y una segunda, en la que los huesos descarnados de sus difuntos eran exhumados, teñidos de rojo y envueltos en fardos de hoja de palma o piel de venado, para ser posteriormente depositados en el interior de cuevas cercanas a la costa.

 

El minucioso tratamiento post mortem dado al cuerpo, demuestra en los antiguos californios preocupación por lo que pasa después de la muerte.

 

Quizás partiendo de la idea de una especie de "vida o existencia” de la esencia del individuo después de ocurrir el deceso, por lo cual, era necesario realizar una serie de rituales al momento de la muerte y tiempo después de que ésta ocurría (en tiempos que ellos mismos establecían) como ha quedado registrado en varios grupos Yumanos del siglo pasado.

 

Resulta interesante que los individuos depositados en cuevas sean principalmente hombres adultos. Esta aparente desproporción entre sexos y edades en estos espacios podría sugerir que no era un sitio común de enterramiento para todos los miembros de la banda. Tener como destino final una cueva podría haber sido un privilegio obtenido a través de diversos atributos o mecanismos establecidos, por ejemplo, el tipo de muerte o el prestigio social del sujeto dentro del grupo, entre otros.

 

El análisis de estrés ocupacional de los huesos interpretado en conjunto con la evidencia arqueológica demostró que algunos de los sujetos depositados en las cuevas pudieron haber estado realizando labores especializadas de tiempo parcial para un mejor aprovechamiento de los recursos con los que contaba la banda o destacando por su destreza o habilidad en la cacería, la elaboración de ciertas herramientas, el buceo o la confección de redes, bateas de corteza de palma o procesamiento de pieles. Actividades que pudieron haberles dado un cierto prestigio social temporal dentro del grupo, el cual, al tenerle vigente durante el momento de su muerte, pudo haber influido también en el tipo de ceremonia funeraria realizada para su entierro, el tratamiento del cuerpo o la selección del área de inhumación.

 Sin embargo, hasta el momento no hay información suficiente que permita esbozar una explicación para responder cuestiones como ¿por qué las mujeres fueron en menor medida depositadas en estas cuevas? o por ejemplo ¿por qué los individuos infantiles muestran también una orientación especial al interior del depósito en algunas de las  cuevas? Aún faltan analizar con detenimiento los nuevas datos obtenidos en sitios abiertos y otras cuevas de la región a la luz de nuevas técnicas bioarquelógicas y antropofísicas; así como ampliar la investigación y rastreo de las fuentes etnohistóricas disponibles para la península en archivos dentro y fuera de México, que aporten más datos sobre las costumbres y tradiciones de los antiguos californianos.

*La autora es profesora-investigadora del Cinah-BC

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