Palabras, palabrejas, palabrotas

martes, 22 de julio de 2014 · 00:02
Tal y como su nombre lo sugiere, un conjunto de cámara es un grupo de instrumentistas que pueden actuar dentro de una habitación (cámara, camarín, camarote, recámara) relativamente pequeña. Teóricamente no tiene un límite máximo de instrumentos, aunque por lo general no pasan de veinte.
Hay un par de detalles que permiten distinguir una obra de cámara: cada instrumento (o subconjunto de instrumentos en caso de ser un grupo grandote) toca una parte diferente y generalmente no hay director. Los músicos deben estar situados de manera que puedan mirarse entre sí, para no meter la pata. 
Así pues, un dúo, un trío, un cuarteto, un quinteto, un sexteto, un septeto, un octeto, un noneto… son conjuntos de cámara. Un conjunto de diez instrumentos no se llama decteto. Se llama peor. Se llama  desiteto. 
¿Y uno de once? Fácil. Se llama equipo de fútbol. 
No, ya en serio. Se llama más gacho que el de diez: se llama desipriemeriteto. Yo solamente conozco un par de composiciones para desipri…eso: una es (estrictamente) para doce instrumentos. Es el Concertino de cámara para saxofón y once instrumentos (1935) de Jacques Ibert (1890-1962). http://bit.ly/1kLsrtP
La otra es el Ragtime para once instrumentos (1919) de Igor Stravinsky. Aunque, hay que decir que los once instrumentos son (estrictamente) doce. Cuéntelos usted: flauta, clarinete, fliscorno, trompeta, trombón, piano, contrabajo, dos violines, dos violas… y percusión (con címbalo incluido). http://bit.ly/1nZ8UL1
Breviario cultural: el fliscorno es un pariente gordito (muy dulce y coquetón) de la trompeta,  del que es imposible no enamorarse. El nombrecito le viene del nombre original en alemán, "flügelhorn”, que significa "cuerno de ala”. A propósito de enamorarse, Arturo Sandoval toca "When I fall in love” con un fliscorno que es una chulada. Aquí está. http://bit.ly/1n3Tm8F 
En el período clásico, el conjunto de cámara más común (amateur o profesional) era el cuarteto de cuerdas, así que hay un titipuchal de obras compuestas para esta combinación. 
Uno de los compositores responsables de llevar la música de cámara a la sala de conciertos fue Beethoven. Al principio él también compuso música de cámara para principiantes (o amateurs), pero sus últimos cuartetos de cuerdas son muy complejos. En ellos, Beethoven llegó al límite de la armonía aceptable en su tiempo (máomenos 1820) y se los considera como sus obras más profundas. 
Si tuviera que elegir un solo cuarteto para llevarlo conmigo a la mítica "isla desierta” sería (sin dudarlo ni un segundo) el Op. 132 de Beethoven. http://bit.ly/1nZgplh
Quintetos para cuerdas hay menos, pero el Op. 97 en mi bemol mayor de Antonin Dvorak sería mi elegido para la isla. Y que conste que lo elegí antes de saber que es una de sus obras maestras consumadas. Fue escrito en Spillville, Iowa, un enclave de inmigrantes checos donde pasó las vacaciones de verano durante su estancia en Estados Unidos.
El comienzo es lento, vacilante, indeciso. Haga usted de cuenta una cortina que se va abriendo gradualmente para revelar una escena iluminada por la suave luz del sol de media tarde. http://bit.ly/1qNz9UB
El scherzo es una animada danza que contiene un delicioso trío lírico. http://bit.ly/1iVouqK
La joya de la obra es su movimiento lento (marcado como Larghetto). Es un conjunto inspiradísimo de variaciones sobre un tema de belleza incomparable. http://bit.ly/1vscQ6U
El final es alegre, exuberante y vigoroso, cual debe. http://bit.ly/1okQvHq
Como de costumbre con este cuate, la escritura es magistral.
El ingrediente extra es que Dvorak hace a la viola (su propio instrumento, qué chiste)  especialmente prominente. Entonces, usted oye dos violines, dos violas y un violonchelo, mientras escucha una obra de ricas y transparentes texturas, de tonos cálidos, vibrantes y expresivos. Una maravilla, como todo lo que hacía el gigante Antonin.
Y punto.

bauldemanias@hotmail.com

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