Patrias chicas, chicas patrias

lunes, 15 de septiembre de 2014 · 23:05
Según la leyenda, cuando los frailes españoles llegaron a Cocula, se dieron cuenta luego-luego de la facilidad con que los aborígenes (indios cocas) "reproducían sonidos armónicos”. A algunos (frailes) les habrá dado gusto. A otros les habrá caído de variedad. Ya ve usted que dicen que había quien sospechaba que los indios (cocas o no cocas) ni alma tenían.

Al consumarse la conquista de México, los indios cocas (y sus descendientes, mestizos o no) transformaron sus propios ritmos autóctonos y adoptaron instrumentos españoles como el violín y la guitarra y luego la vihuela y el guitarrón. Al parecer, son ellos los antecedentes de los mariachis. De ahí que Cocula sea considerada la "cuna mundial del mariachi”. Y a mucha honra, ya podrán decir los coculeños (¿o coculenses?) que bastante tienen con aguantar el gentilicio. No se achicopalen. Mejor oigan qué bonito canta "Cocula” Jorge Negrete en "El Peñón de las ánimas”:

Uno de los versos de esta canción (letra de Ernesto M. Cortázar y música de Manuel Esperón) dice: "de Cocula es el mariachi y de Tecalitlán los sones”.
En el breve periplo turístico-sentimental (cuyo destino es la Feria de San Marcos), el cantor piensa matar dos pájaros de un tiro: encontrar a una ingrata que se fue con su querer y” echar de tapado a su gallo con algún apostador”.  
Saca también a relucir el origen de otras cosas: el cantar, de San Pedro, el mezcal, de Tequila, y los machos… de Jalisco, "afamados por entrones, para eso traen pantalones”.
Claro. Tienen que traer pantalones. Caso contrario, ¿dónde colocarían el cinto en el que cargan la pistola? Porque el charro cantor  también carga pistola, pero nomás "por si alguno busca bola y lo tilda de hablador”.
Por lo que toca a "la ingrata”, el charro cantor exhibe un "ánimo didáctico”. Claramente dice "traigo ganas de encontrarla pá enseñarle que de un hombre no se burla una mujer”.

Durante mucho tiempo la música de mariachi fue menospreciada por los dos o tres aristócratas mexicanos que había y por muchos que nomás se daban aires de tales, y fue relegada al ámbito rural. Pero comenzó el siglo XX y con él una nueva visión de las cosas. De pronto, los mariachis comenzaron a ponerse de moda. Y de ahí pál real. Hasta Blas Galindo Dimas compuso sus "Sones de Mariachi” (1940)

La obra es un muy sentido (y mejor pensado) homenaje al tradicional "Son de la Negra”, que es "más jalisciense que el charro”, si se me permite la expresión.  

Galindo compuso "Sones de mariachi” en  1940, a petición de Carlos Chávez, que le pidió que hiciera una pieza "con temas de tu pueblo, de por allá de tu región”. Originario de San Gabriel, (sur de Jalisco), no ha de haber dudado ni un segundo en la elección de su tema de inspiración.
 El estreno mundial se realizó ese mismo año, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, con orquesta de cámara (más un conjunto de músicos con instrumentos del mariachi al centro del escenario). Se estrenó en México en 1941, con la  Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Carlos Chávez, en el Palacio de las Bellas Artes de la Ciudad de México.
El 2 de septiembre de 2012 el Mariachi, "expresión musical de México”, fue declarado por la UNESCO "Patrimionio Cultural Inmaterial de la Humanidad”. Recibió el voto unánime de los 34 países participantes.
¡Y apenas hace cien años se puso de moda!
Ahora, empezando el siglo XXI hay mariachis "hasta en la Conchinchina” (lugar muy lejano no precisado. No confundir con otro lugar muy lejano no precisado que nomás tiene una ché).

Bueno, ya. Me voy a escuchar la "Suite mexicana” del poblano Eduardo Angulo (n.1954):

Lo reto a ver cuántas tonadillas reconoce usted.

bauldemanias@hotmail.com

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