Dialogar es hacer cultura

“Dialogar y ser tolerante no es tirar por la borda nuestros valores, sino desde nuestros valores encontrarnos con los valores del otro y juntos construir caminos de realización mutua”
martes, 8 de abril de 2014 · 22:45
Hoy que vemos la incapacidad para dialogar que se vive en algunas instancias gubernamentales, en todos los niveles y en las organizaciones de todo tipo y las consecuencias que de ello se han derivado, nos invita a que reflexionemos sobre el tema, ser honestos con nuestra propia postura al respecto y tener la voluntad de actuar en consecuencia. Si no hay voluntad no se logran las metas, por eso es de vital importancia el tener la voluntad de sacar frutos positivos que se traduzcan en bienes personales y colectivos para poder vivir en una comunidad armónica.
Muchos no sabemos dialogar, de hecho, desde el inicio de nuestra formación que inicia en el hogar y pasa por las aulas de las instituciones educativas, este valor tan importante no lo ejercitamos y más bien hemos sido testigos y en muchos casos víctimas de monólogos autoritarios, de actitudes que nos han hecho sentir que estamos para escuchar y obedecer.
El no hacer realidad lo que debe ser la esencia de un diálogo ha llevado al uso de la fuerza en el ámbito doméstico, incluso ha llevado a muchas naciones a teñir de sangre los campos de batalla, allí están las experiencias propias y la historia que describe estos lamentables hechos.
La falta de capacidad para el diálogo ha hecho que las cámaras de diputados se conviertan en junglas humanas, donde las actitudes viscerales han prevalecido sobre la inteligencia; esto mismo lo hemos visto con algunos partidos o miembros de partidos políticos que por falta de capacidad para dialogar anteponen el interés egoísta al bien común.
Para aprender a dialogar hay que empezar por reconocer la dignidad de nuestro interlocutor y el respeto que nos merece; aceptar que nadie posee la toda la verdad, que todos tenemos algo que aportar pero también que recibir del otro, hay que reconocer que debemos complementarnos, nadie debe ser tan soberbio que sienta no necesitar de los demás.
Para dialogar no es requisito el que todos pensemos igual, debemos tener la buena disposición de hacerlo con aquel que piensa diferente. Todos los seres humanos somos en cierta forma el resultado de nuestra historia personal y muchos tenemos caminos muy distintos por donde hemos transitado.
Cultivar el arte de saber escuchar es un requisito indispensable, pero lamentablemente nos cuesta trabajo por eso hay que ejercitarlo. Escuchar es interesarme por lo que el otro dice, es estar atento al contenido de sus comentarios, es tener la mente abierta para recibir y analizar. ¡Cómo nos cuesta aprender a ponernos en el zapato del otro!
Dicen que escuchar vale oro y el hablar vale plata porque el que escucha agrega a lo que él sabe lo que el otro está diciendo.
Los medios de comunicación han estrechado las distancias y el contacto entre ciudadanos de diferentes países, así pues, vivimos en una sociedad cada día más plural, incluso dentro de nuestro mismo país.
A través del dialogo debemos exponer nuestro modo de pensar y saber defender nuestras ideas, pero, también estar abiertos cuando la razón le asiste al otro y tener la capacidad de cambiar para crecer y madurar.
Es de vital importancia que los padres de familia, así como los maestros, reflexionen sobre la trascendencia de este valor que debemos transformar en virtud y hábito para que mejoremos este mundo en que vivimos no a través de la fuerza bruta sino de la inteligencia sustentada en la ética.
Quien escribe de alguna manera está dialogando con sus lectores, sin embargo, hemos visto quienes utilizan la computadora como un instrumento para dañar la imagen del otro, usar la burla, caer en la difamación y en sofismas, soberbios que creen ser los únicos poseedores de la verdad.
La falta de diálogo nos lleva a la intolerancia y esta desarmoniza la convivencia de una comunidad y así no se puede progresar.

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