Una sociedad que se expresa

martes, 26 de agosto de 2014 · 22:43
En este lamentable -porque aún no lo logramos-, y deseable -porque no debemos bajar la guardia y debemos insistir en ello- proceso democrático que ésta viviendo el país lleno de obstáculos, piedras en el camino, sin tomar en cuenta a la sociedad a la que se le trata de ignorar, para que el "proceso” sea vertical y no horizontal requiere de una toma de conciencia de la sociedad en el sentido de que ella debe ser la principal responsable de que este proceso democrático madure y ya pase de la etapa infantil a la adulta.
He sabido y visto a través de personas y algunos medios de información que hay algunas tentativas que son un llamado a la sociedad para que tome conciencia de su papel. Algunas organizaciones con más o menos crecimiento que otras, pero ya es un paso alentador el que se estén organizando, comenzando a expresarse y dejen de tener miedo de hacerlo siempre dentro de un Estado de Derecho, el respeto a los derechos humanos y cuya intención sea la búsqueda del bien común de la sociedad y el respeto a la dignidad de toda persona sin hacer distinción en mexicanos de primera, segunda o tercera.
Se debe de partir de la realidad de que somos una sociedad plural, pero que ello no es obstáculo para tener principios y valores que nos unifiquen buscando el bien superior de la patria.
Algo que me preocupa de algunos líderes -podría estar yo equivocado-; es que si bien les asiste la razón en sus planteamientos respecto de los problemas del país y de la actuación de los políticos, percibo críticas en blanco y negro, no hay matices, y tener además mucho cuidado de no -inconsciente o conscientemente- violentar a la sociedad. 
Sí se debe buscar que la sociedad se exprese y que además lo haga con firmeza, pero previo a ello hay que informarla, documentarla y no proyectar una imagen de líderes radicales que todo lo ven mal.
En un descuido los partidos políticos serán rebasados por estas organizaciones de la sociedad que los ven como agencias de colocación y en los discursos de algunos líderes de las organizaciones a que he hecho referencia enfatizan que ellos no van por puesto alguno, que su propósito es ir incrementando el número de ciudadanos que estén debidamente informados, y que a través de su organización y participación expresen la voluntad ciudadana de quienes son los verdaderos mandantes en este país.
En efecto, cuando un país se convierte en un país de comparsas y agachados no se puede hablar de una sociedad democrática, sino en una vergonzante sociedad compuesta de títeres o marionetas cuyas vidas son estériles ya que nada aportan al bien común.
Desde luego, lo ideal es que no exista un divorcio entre sociedad y gobierno y sí un espíritu solidario alimentado por nobles propósitos.
Una sociedad que se expresa es un México que decide el rumbo por el cual quiere transitar para poder decir legítimamente: somos una democracia viva, palpitante y en evolución.

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