Columnas

LA BRÚJULA: Terrorismo

lunes, 30 de noviembre de 2015 · 00:00
Tras los injustos actos de terrorismo que se realizaron en París, Francia, está en un problema de fundamentalismo, y detrás de éste, la deformación de una educación religiosa que debería sustentarse en el amor al prójimo.
 
Por años hemos visto cómo la sociedad se polariza, y los odios en los órdenes religiosos, raciales y políticos se van exacerbando, queriéndonos llevar a una pérdida del humanismo que debería hacernos ver como hermanos poseedores de una dignidad.
 
El judaísmo dice: "Lo que no quieras para ti no lo quieras para tu prójimo, esta es toda ley y lo demás es sólo comentario” (Talmud Shabbat 31).
 
El Cristianismo dice: "Haced vosotros con los demás hombres todo lo que deseáis que hagan ellos con vosotros porque esta es la suma de la ley y de los profetas” (San Mateo 7.12.).
 
El Islamismo dice: "Ninguno de vosotros será verdadero creyente a menos que desee para su hermano lo mismo que desea para sí mismo” (Sunnatt).
 
Si las religiones que alimentan espiritualmente a los distintos pueblos que hoy día están confrontados hablan del amor de unos para con los otros, ¿cómo es posible que el resultado sea la implantación del odio y la siembra de actos terroristas, donde muchísimos inocentes son víctimas del mal que ellos mismos han propiciado?
 
Las agresiones obligan a quien es agredido a defenderse y tomar medidas que a su vez habrán de producir dolor, incluso a quienes no siendo causantes directos, lo sufren.
 
Hay quienes quieren vivir, encarnar, los principios de su religión en un entorno donde la tolerancia, el Estado de derecho y las leyes son respetadas para que haya armonía en una sociedad que, si bien es multicultural, está desenvolviéndose dentro de un marco legal donde la justicia y la paz deben ser una realidad palpable.
 
Se ha inoculado en muchos países el miedo, la desconfianza, la inseguridad, y ello lleva a que las relaciones humanas y la comunicación se vean seriamente afectadas porque ya no confiamos en el que tenemos frente a nosotros y pertenecen a otra cultura y raza. En lugar de construir puentes para enriquecernos mutuamente, estamos construyendo muros para mantener distancia y empobrecernos.
 
El terrorismo en todas sus expresiones afecta, desde luego, las economías de los lugares y países donde se realiza, ya que de momento hay paralización, desconcierto y miedo que guarda en sus hogares a sus habitantes; y restaurantes, museos, cines, etcétera, se ven vacíos o semivacíos, y puede provocar en algunos casos fuga de capitales.
 
No cabe duda que la tecnología es utilizada para bien o para mal. Las redes sociales se convierten en instrumentos de adoctrinamiento o promotores de antivalores que penetran la mente de jóvenes vulnerables que no encuentran en la sociedad respuesta a sus necesidades y carentes de proyectos o que han perdido el sentido de su existencia son presa de organizaciones.
 
El Papa Francisco, siguiendo la política de sus predecesores, ha llevado acciones diplomáticas con el propósito de lograr el encuentro entre judíos y palestinos, cubanos y estadounidenses, entre otros, para que dialoguen, tiendan puentes y procuren encontrar las coincidencias que los lleve a un mejor entendimiento y puedan establecer relaciones para bien de sus pueblos. Negarle el mérito de éste loable esfuerzo sería una mezquindad.

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