LA BUFADORA

El político panista Juan Molinar Horcasitas falleció ayer víctima de una enfermedad, pero cuando fue diputado federal (2003-2006), visitó Ensenada en varias ocasiones, porque en ese mismo periodo legislativo los representantes por Ensenada en la Cámara baja eran Pablo Alejo López Núñez, quien ganó las elecciones en 2003, y Eloísa Talavera Hernández, que llegó al recinto de San Lázaro por la vía plurinominal, y que por cierto en estos comicios intermedios de 2015 también está inscrita en los primeros lugares de la lista por la primera circunscripción, posición que le garantiza tener un curul asegurado en la próxima legislatura.

También en dicho trienio la esposa de Felipe Calderón Hinojosa, la señora Margarita Zavala, era diputada federal, y junto con Horcasitas mantuvieron una estrecha relación con Eloísa Talavera, al grado que al iniciar el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), Horcasitas fue designado director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), e invitó a Talavera a sumarse a su equipo de trabajo, y lo mismo ocurrió al final de la gestión de Calderón, cuando Juan Molinar fue nombrado como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), a donde también llamó a colaborar a la ensenadense. Aunque sus dos cargos públicos más importantes los ejerció en el gobierno de Felipe Calderón, Molinar Horcasitas arremetió este año contra él.

En enero de este año escribió un artículo en el que criticó el temperamento del ex mandatario. "Contesté que no, que es un hombre de temperamento muy fuerte, y que le falta carácter para templar su temperamento”, criticó.

Calderón reviró y dijo que Molinar era un amargado, mientras que el senador Javier Lozano lo calificó de traidor.

Justificado es el temor de empresarios y comerciantes de este puerto y del Valle de San Quintín, por haberse establecido el 4 de junio como fecha de la reunión entre las autoridades y la dirigencia de los jornaleros agrícolas, porque en caso de no llegarse a ningún acuerdo en el punto 13 que quedó pendiente en la junta anterior, relativo a que se aprueben los 200 pesos diarios como salario mínimo para los trabajadores del campo, no es difícil pronosticar que las expresiones de inconformidad sean pacíficas, y que de hecho no lo han sido, basta cuantificar los daños registrados el 17 de marzo y el 9 de mayo pasados, destrozos de los que nadie se hace responsables, no han sido resarcidos y con el agravante de que todos los detenidos fueron liberados sin cargos.

Muchos consideran que tratar de resolver un conflicto tan complejo como el de San Quintín a tan sólo tres días de distancia de las elecciones federales intermedias, pone en serio peligro el desarrollo de las votaciones, porque "si no hay solución no hay elección”, según reza la arenga que en múltiples ocasiones han expresado los jornaleros.

Aunque Fidel Sánchez, el vocero del movimiento, sostiene que su lucha es pacífica y respetuosa del proceso electoral, nada impide que sus seguidores hagan lo contrario si la sesión del 4 de junio no sirve para que se cumpla con su principal reclamo, que supuestamente es el salarial.

Lo preocupante es que en este asunto sigue muy calladito el alcalde de Ensenada, Gilberto Hirata Chico, y tampoco ayudan mucho las declaraciones evasivas de las demás autoridades -estatales y federales-, porque no son solidarias con la petición del Instituto Nacional Electoral (INE), en el sentido de recorrer la fecha de la reunión para después de las votaciones.

Los funcionarios federales de tercer nivel que decidieron que fuera el 4 de junio la mesa de negociación con los jornaleros, hicieron un pésimo cálculo político, pero no es de extrañarse, ellos no viven aquí, apenas conocen la zona y vienen porque se los ordenan; comen y se van.