Impotencia e indignación: Los desaparecidos de Ayotzinapa

Por Miguel Ángel Mendoza Murillo
miércoles, 17 de diciembre de 2014 · 00:00
Nada menos que indignación puede describir lo que siento, no por la desaparición en sí de las 43 promesas de nuestra nación, sino por todo lo que esto implica. Una desaparición implica que una o más personas tuvieron la malicia y el corazón lo suficientemente podrido como para raptar a un hijo, un hermano, un amigo; dejando así en la oscura y lúgubre incertidumbre a todos sus seres queridos. "¿Seguirá vivo?”, esa es quizá la pregunta más terrible que se encuentra agobiando la mente de los padres de Israel Jacinto Lugardo o de José Ángel Campos. Mientras los medios de comunicación nos transmiten los datos más "relevantes” como el que varios integrantes de la policía estuvieron implicados, que ya tienen detenidos y que presuntamente un grupo delictivo estuvo implicado. La objetividad que deben tener los medios informativos nos privan de la situación emocional por la que pasan los familiares de estos estudiantes.
Por otro lado, también me disgusta la impotencia de saber que en este país tan corrupto e injusto una persona no puede sentirse segura al caminar por las calles, o que por lo menos pueda confiar en las autoridades que tanto prometen "servir y proteger” a la sociedad. Es terrible que los pocos servidores públicos honestos se vean con las manos atadas a causa de un sistema disfuncional, además del miedo a ser víctimas -ellos también- de los criminales que acosan nuestro bello país.
Nota tras nota se puede ver el avance lento pero seguro que tienen en esta investigación, la cual ha dejado al descubierto otros delitos de los cuales ni siquiera se tenía idea, como las fosas clandestinas encontradas, en las cuales se encontraban los cuerpos calcinados de varios individuos hasta ahora no identificados, lo cual demuestra que no vemos más que la punta del iceberg cuando miramos los noticiarios. Existe mucha gente -entre los que me incluyo-  que pensamos que este tipo de noticias no es más que una cortina de humo utilizada por personas más poderosas dentro del crimen organizado, como los políticos, para encubrir crímenes todavía mayores. 
Cualquiera que sea el caso, es desmotivante que los seres humanos seamos capaces de hacer cosas tan terriblemente desagradables por el mero propósito de obtener más dinero o poder. En esta ocasión no puedo terminar de otra manera esta reflexión más que con el popular hashtag utilizado en las redes sociales: #MeDuelesMéxico.

Estudiante de 7mo semestre de la Licenciatura en Administración de Mercadotecnia
Cetys Universidad, campus Ensenada. 

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