LA COMEDIA POLÍTICA

Por Dan T.
jueves, 18 de diciembre de 2014 · 00:00
 
El chiste cubano

En realidad no hay chistes cubanos, ¡Todas son anécdotas! 
Yo estaba ahí, en la plaza José Martí, cuando Fidel Castro se asomó al balcón a saludar a su pueblo y la gente, en cuanto lo vio, le gritó a todo pulmón:
-Fidel, ¡Tenemos hambre!
¿Y qué hizo Fidel? Se cuadró y les hizo el saludo militar, tocándose la frente con la punta de la palma de la mano derecha extendida.
Otra vez se asomó Castro y la gente le volvió a gritar:
-Fidel, ¡Tenemos hambre!
Y el líder de la Revolución Cubana volvió a cuadrarse y a dedicarle a la multitud el saludo militar. 
Una y otra vez, los miles de cubanos ahí reunidos le gritaban:
-Fidel, ¡Tenemos hambre!
Y una otra y otra vez, Castro se cuadraba y les dedicaba el saludo militar hasta que su hermano Raúl le preguntó:
-Oye, chico, ¿pero qué tú haces? ¿Por qué cada vez que los compañeros te dicen que tienen hambre, tú los saludas militarmente?
-Pues porque en Cuba, el hambre... ¡Es general!
Yo estuve ahí. A mí nadie me lo contó. Iba paseando por las calles viejas y percudidas de La Habana en busca de algo qué comer. Cualquiera pensaría que una ciudad con tantos turistas, tendría una oferta restaurantera amplia. Pues no. No es como que vas a Acapulco y te pasas a Barra Vieja a comer un huachinango a la talla; o que andas por el centro histórico del DF y te tragas un "machete”, que son esas quesadillotas como de medio metro. A pesar de su proximidad, Cuba nada tiene qué ver con Veracruz donde, ¿Te da hambre?, pues entras a La Parroquia por una concha con frijoles; o corres a Mandinga por unos camarones. No, en Cuba no es así. Por eso decían que Adán y Eva eran cubanos: Andaban encuerados, no podían hacer lo que querían, ni comer lo que se les antojara, pero, eso sí, les hacían creer que estaban en el paraíso.
¿Y a qué viene todo este rollo sobre los cubanos? A que ayer se dio una de esas noticias históricas que, sin duda, serán recordadas y comentadas durante muchos años. Barack Obama y Raúl Castro, cada uno por su lado, anunciaron que después de 50 años de pleito, Cuba y Estados Unidos harán las paces. Tan es así que ambos países abrirán sus respectivas embajadas, cosa que no ocurría desde principios de los años sesenta.
Unos dicen que ganó Fidel Castro, porque logró aguantar e imponerse a todos los presidentes de Estados Unidos que intentaron tirarlo. Sin embargo, yo creo que quien gana es Barack Obama porque, al obtener la apertura de Cuba, supongo que acelerará la llegada de tecnología, de inversión, de riqueza, de medios de comunicación libres, de todo eso que hoy no tienen los cubanos. Y cuando lo tengan... que se pongan a temblar los Castro.
Por eso, antes de que sea el fin de la dictadura, déjame contar aquel día que Fidel Castro estaba en la playa, se metió al mar, le dio un calambre y comenzó a ahogarse. 
Por suerte para el comandante, tres niños que lo estaban viendo, reaccionaron rápidamente y le salvaron la vida. Fidel  Castro, agradecido, le dijo a los niños que pidieran lo que quisieran. Él mismo se los concedería. El primero pidió irse a Miami con sus abuelos. En ese instante, un avión de Cubana de Aviación lo trasladó, a él y a su familia, a la Florida. El segundo pidió un permiso especial para poder tener una bicicleta roja de velocidades. De inmediato le fue concedido. Pero el tercero pidió algo que dejó a Fidel estupefacto:
-Yo lo que quiero, comandante, es que mi ataúd sea de caoba, que lo carguen cuatro negros fornidos, que mi tumba esté llena de flores y que le otorgue una pensión a mi madre.
-¿Pero qué tú dices, chico? ¿Cómo es que hablas de muerte si me acabas de salvar la vida? Además, chico, eres apenas un niño.
¿Por qué tú quiere preparar desde ahora tu funeral.
-Es que cuando mi papá sepa que le salvé la vida... ¡Me van a matar!

¡Nos vemos el martes!


...

Comentarios