¡Recuérdame!

miércoles, 16 de julio de 2014 · 23:27
¿Por qué está triste el Tigre Toño?
-Porque Chocó Krispis.
-¿Y dónde se pegó?
-En Zucaritas.
Ahora resulta que el Gansito Marinela y el Osito Bimbo son los culpables de toda la gordura en México.
El Gobierno federal, a través de Cofepris, acaba de pasar a joderse a Chabelo porque prohibió que se transmitan anuncios de golosinas y, en general, cualquier comida chatarra en horarios para niños. Es decir, no habrá anuncios de este tipo de lunes a viernes, entre las 14:30 y 19:30 horas; y los sábados y domingos desde las 7:00 a las 19:30 horas. 
La decisión podría ser de aplauso, si fuera en serio. Pero como es sólo una payasada más de nuestras autoridades, no queda más que lamentarse. O comerse unas Canelitas, porque las penas con pan son menos. 
Sin duda es cierto que todos esos pastelitos, chocolatitos, churritos y demás chingaderitas que venden en la tiendita no nutren, pero sí engordan. Sin embargo, la realidad es que no son los únicos culpables del gravísimo problema que tenemos en México que nos ha llevado a ser el primer lugar en la deshonrosa lista de países con obesidad. Tenemos los niños más gordos del mundo y, ¡aguas!, los que se van a morir más pronto.
Me parece ridículo que se quiera castigar sólo a esas empresas que, por cierto, producen miles de empleos y generan millones de pesos en impuestos, cuando en realidad la culpa es de todos nosotros. ¿Por qué? Porque no hemos desarrollado una verdadera cultura de comer sanamente, de hacer ejercicio, de tomar agua todos los días. 
Se castiga a los Pingüinos, pero no se dice nada de las quesadillas fritas y grasosas de doña Chabe en la esquina; se prohíben los comerciales de Sabritas, pero no hay problema si en cada esquina se siguen vendiendo, cada mañana, miles de tortas de tamal. Satanizamos a la Coca Cola como si fuera el agua negra del infierno, pero no hay en las escuelas bebederos de agua potable. 
Y, para colmo, desde niños nos inculcan que ser flaco es signo de enfermedad, que no hay gordito triste; que no es que estés gordo mi’jo, lo que pasa es que eres de huesos anchos.
¿Por qué hacemos esto en México? No lo sé, supongo que es más fácil echarle la culpa a los demás antes que asumir nuestra propia responsabilidad.

¿Santa o maldita?
Me tiene intrigadísimo el asunto de los 500 niños rescatados del albergue de Mamá Rosa. 
Según la PGR, la señora Rosa María Verduzco tenía a todos esos niños y niñas en condiciones casi de esclavos, pues vivían entre chinches, pulgas y ratas; les daba de comer desperdicios; había abusos sexuales y, además, se les obligaba a pedir limosna en las calles. Como quien dice, la señora era más mala que la mamá de Robben.
Sin embargo nadie parece preguntarse: ¿qué diablos hacían esos 500 niños en el albergue de la señora? ¿Acaso se los robó y nadie se dio cuenta? No, nada de eso. La gran mayoría (si no es que todos) fueron llevados ahí por sus propios padres. ¿Para que los maltrataran? Obviamente no. Los dejaron ahí porque en el albergue les daban educación, comida, cama y hasta les enseñaban oficios. Entonces la señora no era tan mala. 
De hecho hay quienes la califican de "una santa”, pues fundó el albergue con la herencia que le dejaron sus padres ¡en 1947! Entonces no estamos hablando de alguien que puso un negocito para clavarse la lana, sino de alguien que tenía toda la vida dedicada a esto.
Una cosa más: quienes tenemos hijos, sabemos que no es fácil mantenerlos. ¿Se imaginan mantener a 500? Quiero ver quién es el machito. 

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