¿Qué dice que dijo?

martes, 19 de agosto de 2014 · 22:28
México, DF - Un hombre se subió al autobús y se notaba que estaba preocupado. Una señora a su lado le preguntó:
-¿Se siente usted bien?
-Sí, sí. Lo que pasa es que estoy apenadísimo.
-¿Por qué? 
-Pues porque se me hicieron bolas las palabras.
-¿Cómo fue eso?
-Pues es que, mire, llegué a la taquilla a comprar mi boleto y la señorita que atendía, híjole, no me lo tome a mal, pues la verdad tenía una defensa delantera muy... muy...
-¿Bonita?
-Digamos que la tenía frondosa. Y muy bien puesta. La verdad era imposible no verla.
-¿Y qué pasó?
-Nomás no pude ver, pensar y hablar, entonces cuándo me preguntó a dónde iba, le pedí un boleto a... Tetámac, en lugar de Tecámac. ¡Qué pena! Debe pensar que soy un depravado.
-No se preocupe. Mire yo soy psicóloga y le puedo decir que ese tipo de lapsus son normales. El estrés, las preocupaciones, la tensión, son factores que provocan que las palabras se nos fundan y digamos una cosa en lugar de lo que realmente queríamos decir. De hecho, a mí me pasó esta mañana.
-¿Qué hizo?
-Simplemente cuando estábamos desayunando, tomé un pan tostado y en lugar de decirle a mi esposo: "mi amor, me pasas la mermelada por favor”, le dije: "pinche borracho panzón, me arruinaste la vida”.
A muchos políticos les pasa muy seguido eso de que dicen una cosa, cuando en realidad querían decir otra. Ahí está el caso siempre actual de Vicente Fox que se acaba de aventar la puntada de decir que está organizando una cumbre petrolera en su rancho, que asistirá Enrique Peña Nieto, que estarán ejecutivos de las principales empresas energéticas del mundo y que, además, él solito va a juntar 500 millones de dólares para invertir en México tanto en petróleo como en gas y electricidad.
Sospecho que Fox, en realidad, lo que quiso decir fue: "¡quiero mi cocol!”.

Ellos no sufren
¿Qué tienen en común los políticos estadounidenses Eliot Spitzer, Larry Craig, Gary Hart y Anthony Weiner? Que todos ellos vieron su carrera política desmoronarse luego de ser exhibidos públicamente en sendos escándalos sexuales.
Uno era cliente frecuente de un prostíbulo, otro fue sorprendido tratando de ligarse a un policía encubierto en el baño de un aeropuerto, a otro se le descubrió una relación extramarital y el último cayó en desgracia por andar de exhibicionista en las redes sociales.
Ahora bien, ¿qué tienen en común los diputados federales panistas Martín López, Máximo Othón Zayas, Jorge Iván Villalobos, su coordinador Luis Alberto Villarreal; el secretario técnico del grupo parlamentario, José Alfredo Labastida; y el enlace con el CEN del PAN, Alejandro Zapata Perogordo? 
Pues que a ellos los exhibieron en video cuando bebían y bailaban con teiboleras, en una mansión rentada durante la reunión plenaria que llevaron a cabo en enero, en Puerto Vallarta, y que se pagó con el dinero de todos los mexicanos. 
A Villarreal lo quitaron de la coordinación de los diputados. Pero nada más. Ninguno de ellos perderá su chamba, ni sus bonos, ni sus subvenciones ordinarias, ni mucho menos las extraordinarias... ¡ni el sueño!

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