En esta esquina... ¡Marcelo!

miércoles, 10 de septiembre de 2014 · 22:44
México, DF - Una de las tradiciones del boxeo mundial es que, cuando un mánager siente que su peleador, de plano, está perdiendo feo, lanza la toalla al ring en señal de "me rindo”. De ahí viene, obviamente, la expresión "aventó la toalla” que se usa cuando alguien se dio por vencido. Por eso cuando Don Cuco vio que su muchacho, El Kid Bofes, al término del tercer round ya estaba más madreado que el amortiguador de un microbús, le preguntó preocupado:
-Te está matando ese desgraciado, ¿le aviento la toalla?
-Ay, no, mejor dásela en la mano: ¡no se vaya a encabronar más!
Algo similar le está pasando a Marcelo Ebrard: quien fuera su colaborador y amigo, Miguel Mancera, le está poniendo una madriza al estilo Pacquiao.
Y todo porque cada día que pasa surgen nuevas revelaciones sobre el desastre que es la Línea 12 del Metro, la cual Ebrard presumía como la gran obra de su sexenio. Hace apenas unos días se reveló el informe técnico que nos confirmó lo que ya sospechábamos: que las fallas vienen desde el diseño de la L-12, pero también están en su trazo, en su construcción, en los rieles, en las vías, en los túneles, en las curvas, ¡pa’ la madre! Y si los boletos no salieron mal fue ¡porque no usa!
A eso hay que sumarle que ya fueron directamente responsabilizados del caos varios ex funcionarios del Metro que estuvieron durante el gobierno anterior.
Es decir: Ebrard no tiene ni para dónde hacerse. Quizá por eso optó por la peor de las opciones: retó a un debate a Miguel Mancera.
Tristemente el Jefe de Gobierno no aceptó y lo mandó al diablo. ¿Se imaginan lo que hubiera sido ver ese debate por televisión? Por fin se habría curado mi insomnio. Ni modo: a seguir desvelándome.

Gastos inútiles
El otro día leí que una mujer en Estados Unidos se gastó ¡30 mil dólares! para parecerse a la tal Kim Kardashian. ¡Qué bárbara! Con azotarse la cabeza contra la pared hubiera bastado para ser igualita. En lo bruta, claro.
No entiendo esa manía que tenemos de hacer famosas a personas que no tienen la menor importancia. Ahí están los casos de la Kardashian, sus hermanas, Paris Hilton, Niurka, Juanito, las hermanas del rey de España, y súmenle las que quieran. Es gente que no crea, que no canta, que no baila, que no actúa, que no es protagonista de la vida política, ni nada. Su función es ser famosos y cobrar como si eso fuera importante.
Esta tendencia provoca que gobernadores como Rafael Moreno Valle, en Puebla; y Manuel Velasco, en Chiapas, se gasten millones en promocionarse hasta en telenovelas. Quieren ser famosos para así lograr ser presidentes. En lugar de preocuparse por ser buenos gobernantes y crecer su figura con obras que beneficien a sus estados, o elevando el nivel educativo, o resolviendo problemas históricos, prefieren apostarle a ser galanes de la pantalla, claro, a costa de nuestro dinero.
¿Y de quién es la culpa? Obvio: de ti y de mí, por permitirlo.

Diálogo de altura
Lo que a México le falta es más diálogo y menos pleito. Si los partidos aprendieran a dialogar, este país sería mucho mejor. Por ejemplo, el otro día llegué un poco tarde a casa. O, mejor dicho, era muy temprano, pues como que ya comenzaba a salir el sol. Y al abrir la puerta, ahí estaba mi mujer con una carota como de ídolo olmeca. Y yo que le digo:
YO: ¿Qué?
ELLA: ¿Qué de qué?
YO: ¿Qué de qué o qué?
ELLA: ¿Qué de qué por qué o qué?
YO: ¿Qué de qué o como qué por qué de qué?
ELLA: ¿Dónde andabas, cabrón?
YO: No, no, no me cambies la conversación.

¡Nos vemos el martes!

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