Columna

La Comedia Política

Por Dan T.
domingo, 31 de julio de 2016 · 00:00
Bloquéame
Ciudad de México

Los maestros de la CNTE la están regando con sus bloqueos. En lugar de ganarse la simpatía de la sociedad para que ésta los apoye en sus demandas, cada vez los odia más. 

Y no es para menos: la CNTE ha optado por joderle la vida a los ciudadanos comunes y corrientes, que nada tienen qué ver en el pleito con el gobierno federal. Pos’ así cómo quieres que te quiera.

Lo que la CNTE debería hacer es poner sus bloqueos al servicio de los ciudadanos. Por ejemplo: que se me pasaron las cubas y el dominó se puso muy bueno y me dieron las cinco de la mañana, llamo a la CNTE. Y de inmediato se instala un bloqueo en la esquina de mi casa. "Mi amor, perdóname que no he llegado, pero asómate a la ventana.
¡Están los pinches maestros! Y no me dejan pasar. Pero no te preocupes, en cuanto los reciba Osorio Chong, nos vemos”.

Imagínate: llegas a tu casa, después de nueve horas de trabajo y dos de traslado. Apenas abres, te enteras que tu suegra llega mañana a visitarte. ¿Qué haces? ¡Le llamas a la CNTE! Y ni siquiera podrá llegar la señora a la ciudad porque se encontrará con bloqueos en las terminales de autobús, en el aeropuerto y, si fuera necesario, hasta en el embarcadero de Xochimilco.

Si los maestros de la CNTE se convirtieran en algo así como Los Cazafantasmas, serían los ídolos de los mexicanos. Who you gonna call? ¡Ghostbusters, no! ¡La CNTE! 

En lo personal, mi primer llamado a la CNTE sería para reforzar la defensa de mis Pumas. Que ahí viene el contraataque del otro equipo --¡CNTE, ven a mí!-- y en chinga aparece un contingente de maestros bloqueando por completo el área chica, poniendo a salvo nuestro glorioso arco (eso sonó raro). 

En fin, maestros, sólo es cosa de que le echen imaginación para ganarse el favor del público. 

De esposas y esposos
Esos gringos son únicos para hacer negocios. Resulta que en Nueva York abrieron una tienda, en plena Quinta Avenida, en la cual las mujeres pueden comprar... ¡maridos!

Al entrar al edificio, lo primero que se encuentran las clientes es un gran letrero luminoso con las instrucciones para comprar en la tienda:

1. Se puede visitar la tienda una sola vez.
2. Hay seis pisos y las características del hombre mejoran a medida que se sube.
3. No se puede regresar al piso inferior.

Nadie me lo contó, yo lo vi. Cuando una mujer entra a comprar marido, sube al primer piso. Ahí se encuentra un letrero que dice: "Estos hombres tienen trabajo”. La mujer decide subir al segundo piso: "Estos hombres tienen trabajo y aman a los niños”. Sube al tercer piso: "Estos hombres tienen trabajo, aman a los niños y son muy guapos”.
 
La oferta le parece tentadora a la mujer, pero decide subir un piso más. En el cuarto piso el cartel dice: "Estos hombres tienen trabajo, aman a los niños, son muy guapos y ayudan en las tareas del hogar”. "Increíble”, exclama la mujer, quien casi no se puede resistir, pero decide subir un piso más. En el quinto piso el cartel dice: "Estos hombres tienen trabajo, aman los niños, son muy guapos, ayudan en la tarea del hogar y bailan de maravilla”. A la mujer esa descripción le parece casi de fantasía, algo que siempre soñó, pero decide subir al sexto piso. Ahí el cartel dice: "Usted es la visitante número 85,676,385 de este piso. Aquí no hay hombres. Este piso existe solamente para demostrar que es imposible darle gusto a una mujer. Gracias por haber elegido nuestra tienda”.

Curiosamente, enfrente de este lugar abrieron una tienda en la que los hombres pueden comprar una esposa. En el primer piso están las esposas que no hacen panchos. Los pisos del 2 al 6 jamás han sido visitados. 

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