Sólo el Estado puede salvar al país

ECONOMÍA Y POLÍTICA

La República que tenemos nos la dimos con una revolución, quien quiera destruirla no podrá hacerlo con escaramuzas aisladas Arcángel Rojo
lunes, 27 de junio de 2016 · 00:00
Los defensores de los maestros de Oaxaca argumentan que están defendiendo sus derechos laborales. ¡Falso! Están defendiendo privilegios aviesos obtenidos por medio de la presión al Estado Mexicano quien por dejar pasar y mantener la calma social (¿?) equivocó la estrategia y creó un monstruo.
Desde que el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari le permitió al EZNL declararle la guerra al Estado Mexicano y lejos de combatirlo para defender el territorio a su cargo, le creó una zona de control e influencia, no sólo debilitó la esencia del Ejercito Nacional – defender al Estado Nacional amparado en la Constitución Federal – sino también e indebidamente politizó la aplicación del Código Penal Federal.
Las consecuencias hoy son cada vez más evidentes, cualquiera hace desmanes en la calle y no encuentra ley ni autoridad lo suficientemente legitimada para imponer el orden. Hoy con singular alegría cualquier sujeto en redes sociales impunemente le mienta la madre al Presidente de la República; hoy, agredir policías es un deporte tanto para el crimen organizado como para los anti sistémicos y ahí siguen.
Son innegables las fallas de los distintos órdenes de gobierno, pero con los maestros que se oponen a la reforma educativa, vía estrategias de violencia y ahorcamiento económico de las comunidades de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, no están las mejores intenciones para una sociedad afligida, sino el interés avieso de quienes con base en la conservación de privilegios pretenden financiar la insurgencia.
Desde la perspectiva de los mediocres, la evaluación de los maestros es una simple reforma laboral; es fácil desvirtuar el fondo de la evaluación, ya que una reforma educativa nunca progresará sin la superación del magisterio; así, la evaluación de los maestros es apenas un punto de partida para ello.
Pensar distinto y creer que se pretende el despido de muchos de ellos con la evaluación, es legitimo; pero entonces, que demuestren con una buena evaluación que no solamente no deben ser despedidos, sino que le son útiles a la sociedad, porque con sus estrategias vandálicas no dan la impresión de que es la educación lo que más les importa, sobre todo en entidades federativas en donde la pobreza es mayúscula.
Una cosa es salir a la calle para exigirle al gobierno mejores acciones con resultados eficaces y detener la corrupción; pero otra cosa es, desde grupos de interés contrarios al Estado, desvirtuar políticas para construir problemas que enfrenten, no una política educativa – que es lo menos importante para ellos – sino buscar desequilibrar la endeble paz existente en zonas de alta marginación social y pobreza extrema.
¿Por qué nadie quiere llamar las cosas por su nombre y exponerlas como son? Lo que se está viviendo, bajo el pretexto de oponerse a la reforma educativa, es una expresión de la lucha de clases. En zonas de altísima marginación social surgen grupos insurgentes que bajo cualquier pretexto generan movimientos sociales para enfrentarlos al Estado ¡Ese es su negocio, con un demonio! ¿Acaso no lo pueden entender?
Y por si fuera poco, surgen los oportunistas como AMLO y su Morena, quienes – a pesar de ser rechazados por la CNTE y Cía. – se suman al desorden porque su interés es "sacar a la mafia del poder” (para sustituirla desde luego); se vive en una sucesión presidencial anticipada y todo de aquí en adelante se relaciona directamente con ello, así son los oportunistas que anteponen sus intereses a los del Estado.
La debilidad del Estado ocasionada por los gobiernos federales, desde Salinas a la fecha, en donde las fuerzas del orden han sido muchas veces impunemente agredidas por los anarquistas, debe cesar; el Estado debe con sus facultades constitucionales imponer el orden, so pena de perder el control del país.

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