ECONOMÍA Y POLÍTICA

Sanedrín de ignorantes

Por La mayor soberbia es la del ignorante quien, aun sabiéndose desconocedor de un tema, opina con afán protagónico y ofensivo; peor idiota no existe.
lunes, 18 de septiembre de 2017 · 00:00

Arcángel Rojo
Rolando Daniels Pinto
rdanielspinto@hotmail.com


La historia es muy similar, cuando Pilatos se lava las manos y le pregunta a la multitud a quién liberar, a Jesús o a Barrabás, ésta incitada por Caifás líder del Sanedrín (el tribunal judío), gritó: ¡a Barrabás!; así, en redes sociales no falta el Caifás que las usa como Sanedrín para condenar a quien le dé la gana.

Es lamentable observar cómo ante una noticia desagradable surgen inquisidores de oficio emitiendo mensajes cargados de odio gratuito e ignorancia, incluso con tendencia polarizadora cuando se trata de temas políticos e invariablemente expresando disparates y sandeces, peor aún, llegando a la estupidez.

Entonces, las redes sociales se tornan en un temerario Sanedrín de ignorantes, autentica y literalmente; con singular alegría y diseminando ignorancia, estos presuntos sabiondos acusan persiguen, condenan y hasta invitan a ejecutar sentencia en contra de quienes se les ocurre; ciertamente, en la mayoría de los casos se refieren a gobernantes, políticos y ciudadanos presuntamente responsables de alguna fechoría.

Pero aun y cuando existan indicios de actos delictivos, aunque a la gente le irrite, si no hay denuncias o estas se realizan sin el debido proceso, los presuntos responsables seguirán siendo inocentes hasta que se demuestre lo contrario, porque no se litiga en los medios de comunicación ni en las redes sociales, sino en las instancias de procuración y administración de justicia expresamente constituidas para ello.

Podrán algunos justificar su salvajismo mediático y en las redes sociales arguyendo que el sistema no funciona, que la autoridad es ineficiente y/o corrupta, y por lo tanto ineficaz en impartir justicia; pero al fin de cuentas existen vías para mejorar las cosas; para eso están los diputados y senadores, las leyes, los abogados, los ministerios públicos, así como los tribunales, pero también la acción ciudadana.

Si el sistema no funciona, en parte es porque el ciudadano apático e indiferente no participa para lograr mejores instituciones y mejores gobiernos. Curiosamente, las redes sociales pueden contribuir a contar con ciudadanos más informados para construir una mejor sociedad, que respete y sepa convivir en un satisfactorio Estado de Derecho, en donde gobernantes y ciudadanos se respeten y cumplan las normas.

Contrariamente, las redes sociales tienen más uso para difundir chismes y mitotes de todo tipo, que para cosas positivas; son el Sanedrín de ignorantes en donde el juicio popular se muestra lapidario y vulgar, pero muy lejano para la formación de ciudadanía y carente de cualquier consecuencia legal; en todo caso, solamente útil para aviesos propósitos político electorales, pero en ocasiones ni siquiera eso.

Se hace necesario orientar a la gente en cómo son los procesos judiciales y, en su caso, cómo desde la sociedad coadyuvar a que sean más eficaces para que llegue la justicia, pero en estos tiempos no es válido juzgar como se hizo con Jesucristo, dejándole a la multitud que dicte sentencia desde la calle

Es válido dudar y creer que tanto gobernantes como gente de la sociedad civil se coluden para cometer fechorías y en consecuencia emitir juicios de valor cuestionándolos, para en la primera elección votar en contra de lo que representan, pero de eso a probarles la comisión del delito hay mucha distancia.

Por ello se insiste, debe contribuirse de forma seria en construir una sociedad más informada y exigente en la procuración y administración de justicia, pero evitando seguirle el juego al Sanedrín de ignorantes que en las redes sociales aviesa e interesadamente propagan chismes, mitotes e ignorancia; ciertamente, sospechar y creerse de los chismes y mitotes es un derecho, pero que no alcanza para aplicar justicia.
 

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