Respetar resultados

La ley permite a partidos y candidatos impugnar los resultados de una elección, incluso existen tribunales estatales y federales especializados en la materia para dirimir las inconformidades que se presente en ese sentido, pero en la mayoría de los casos la intención de anular casillas responde más a una perversa estrategia política para alcanzar una posición de representación a costa de lo que sea, que en tratar de transparentar los comicios.

Es por eso que el joven Omar García Arámbula, candidato independiente a la presidencia municipal de Ensenada, debe tener mucho cuidado si él y sus asesores jurídicos pretenden interponer un recurso de protesta, porque si no están fundamentadas sus dudas lo único que lograría sería faltarle al respeto a los miles de ciudadanos que se desempeñaron como funcionarios de casilla, quienes vigilaron que todas las boletas a favor de Omar se contabilizaran.

Es comprensible que García Arámbula no haya tenido representantes en todas las mesas de votación, porque a diferencia del resto de los contendientes a la alcaldía, le correspondió una raquítica cantidad de financiamiento público, lo que impidió que tuviera recursos para contar con un ejército de auxiliares que vigilaran la jornada electoral.

Sin embargo, no fue necesario que Omar acreditara representantes de casilla, porque el sistema electoral garantiza que no haya fraude porque el proceso está en manos de los ciudadanos, algo que no se valora ni respeta. Desde luego que puede haber errores en el llenado de las actas de escrutinio y cómputo, pero de eso a que se afirme que hubo una conspiración para alterar la voluntad popular expresada en las urnas, implicaría la confabulación de muchas personas, pero si esto no se demuestra con pruebas contundentes y sólo se hacen dolosas insinuaciones entonces se ofende la inteligencia y se mancha la labor de la gente que estuvo a cargo de recibir la votación.

En una democracia es válido disentir, incluso existen los instrumentos legales y las instituciones para atender esta clase de impugnaciones, pero lo que no se vale es "denunciar irregularidades” porque no se sabe perder.

 Independiente del resultado oficial que arrojen los cómputos distritales, Omar ya es un ganador, pero tal vez todavía no lo sabe y sus asesores ya comenzaron a calentarle la cabeza.