Desde El Vigía

La ética en el gobierno

sábado, 27 de agosto de 2016 · 00:00
Uno de los problemas más graves en México es la corrupción, porque de ésta nacen el resto de las dificultades nacionales que bloquean el avance en temas como seguridad, economía, narcotráfico derechos humanos, equidad, educación, entre otros tantos que nos preocupan a los mexicanos.

Sin embargo, resolver estos problemas va a ser difícil, si no es que imposible, debido a que la mayoría de las autoridades y servidores públicos carecen de los valores éticos mínimos para llevar a cabo sus funciones con honestidad y transparencia.

 

Desde el 2015, Peña Nieto anunció varias medidas para combatir la corrupción; entre éstas, la creación de comités de ética y prevención de conflictos de interés, los cuales se fueron instalando de manera formal desde principios de este año, siendo conformados por los mismos funcionarios en el poder.

 

Por su puesto que la Presidencia instaló el suyo en diciembre del año pasado, porque "hay que predicar con el ejemplo”, reza el refrán, con miembros propietarios y suplentes extraídos de las mismas oficinas de la Presidencia.

A pesar de lo que pudiera pensarse, este comité no tiene la función de salvaguardar la honestidad en las oficinas del presidente, sino de capacitar a los funcionarios con programas, pláticas, carteles, pancartas, e-mails y demás, para cambiar sus mentalidades y que decidan dejar el sendero turbio de la corrupción a un lado para apegarse de una vez por todas al camino de la transparencia y la honestidad.

 

De los programas que este comité ha llevado a cabo está Viviendo Nuestros Valores, que consiste en una aplicación con la que los servidores públicos responden preguntas de cultura general, historia de México y del Código de Conducta.

 Sin embargo, a pesar de los monumentales esfuerzo del Comité, hasta la fecha, sólo cuatro de sus 30 miembros han hecho pública su declaración patrimonial y de conflicto de interés; el resto dice que sí la entregó a la Secretaría de la Función Pública, aunque decidió no darla a conocer, porque no es obligatorio y, mejor aún, no existen consecuencias.

Así, tenemos que los comités de ética y prevención de conflictos de interés son una pieza más en el teatro de la lucha contra la corrupción.

 El país seguirá en manos de los mismos grupos corruptos que van a barrerse las suciedades unos a otros para esconderlas bajo la alfombra.

...

Comentarios