Ludopatía, un cáncer del dinero

martes, 8 de abril de 2014 · 22:43
La ludopatía se define como: "un trastorno caracterizado por un pobre control de impulsos que se manifiesta por recurrentes y maladaptativas conductas de juego. Los pacientes que presentan esta condición experimentan una progresiva inhabilidad para resistir los impulsos de jugar, de tal manera que el juego llega a alterar significativamente su funcionamiento a nivel personal, familiar, financiero, ocupacional y social.”
Dicho trastorno ha sido clasificada según la OMS (Organización Mundial de la Salud), como una enfermedad desde el año de 1992 entre los trastornos de control de los impulsos, dentro de los que también se encuentran la cleptomanía (robo compulsivo de las cosas), la piromanía (producir fuego y observarlo), y la tricotilomanía (arrancarse el cabello), mostrando que estos trastornos tienen el mismo esbozo de las adicciones a sustancias, pero sin que media una sustancia para la adicción.
Lo interesante de esta enfermedad que nos ocupa en este texto, es el impacto que tiene en el vínculo familiar, ya que media un elemento que atenta contra la estabilidad de ésta, que es el juego del dinero, ya que, en una sociedad capitalista como en la que nos desenvolvemos, el factor económico determina la sobrevivencia o no de un grupo familiar. Entonces ¿qué pasa cuando uno de los miembros del grupo sufre de ludopatía?
La respuesta es sencilla, el quebrantamiento del nicho familiar, es casi tan grande como el que sucede con cualquier persona que sufre de adicción a las drogas y en ocasiones teniendo consecuencias similares, puesto que la afectación directa no es solamente de aquella persona que sufre de la adicción, sino, que también atenta directamente contra la familia que lo rodea, observando un detrimento de ella en el plano de la salud o en el plano económico. 
Pero el punto al que voy haciendo esta similitud de las dos enfermedades, es frente a la perspectiva que se le da legalmente, puesto que, aunque sus consecuencias son funestas, el trato es diverso. En el caso de las drogas, existe una regulación rígida y un rechazo social (en la mayoría de los casos) frente a ésta, pero cuando se trata del juego de azar, la aquiescencia por parte tanto de las autoridades estatales como de la misma sociedad es inaudita. Tan solo es pasarse por alguno de los múltiples casinos que alberga en la ciudad, para escuchar los relatos de personas que han perdido su salario en dichos establecimientos o familias que han perdido su patrimonio por el constante juego de alguno de sus integrantes.
Es cuando las personas se preguntan: ¿y el tratamiento?, ¿cuál es la regulación que se hace?, ¿cómo puede el Estado ayudar a las personas que sufren de la enfermedad? La realidad es que no pasa nada. Sólo queda esperar que en algún momento el Estado le dé el trato de enfermedad que se merece dicha afección y regule de forma adecuada en apoyo con los establecimientos que se dedican a esta actividad.

* Escritor, actor de teatro y licenciado en Derecho por el CUT

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